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La falta de controladores en la sede de Torrejón provoca cancelaciones y retrasos

Los empleados vuelven a trabajar horas extra tras la suspensión de más de 60 vuelos

Patricia Ortega Dolz

Más de 60 vuelos fueron cancelados ayer y decenas sufrieron retrasos de horas por la ausencia de suficientes controladores aéreos de Torrejón de Ardoz en Madrid, uno de los centros neurálgicos del tráfico aéreo en España. A las siete de la tarde, el caos estaba servido: más de 50 vuelos cancelados y decenas muy retrasados. Los aeropuertos más problemáticos fueron Barajas (Madrid) y El Prat (Barcelona), donde el 70% y el 44% de los vuelos, respectivamente, se vieron afectados. Al final, los controladores decidieron cumplir el acuerdo de horas extra alcanzado con AENA y se volvía a la normalidad.

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La sorpresa por la huelga de los controladores de la sede de Torrejón de Ardoz (Madrid) fue la misma para Aeropuertos Españoles de Navegación Aérea (AENA) y para la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA).

Ninguno de los portavoces de ambas partes pudo explicar por qué, de forma independiente, los trabajadores de la sede madrileña habían optado por no cumplir el preacuerdo suscrito por el colectivo de controladores con AENA un día antes, de cubrir las necesidades del servicio haciendo horas extras voluntarias mientras se llegaba a un nuevo pacto para el presente año en relación a lo que los controladores conocen como "la ampliación de jornada", es decir, las horas extras que realizan por falta de personal.

Según USCA y AENA, de los más de 300 controladores que trabajan en el centro de Torrejón, la mitad no acudieron a cubrir su servicio haciendo horas extras voluntariamente, tal y como se había acordado con carácter general para todas las dependencias.

Fuentes de USCA, aseguraban ayer que "alguien", aludiendo a alguno de sus propios delegados sindicales en Madrid, "informó mal a los trabajadores de Torrejón sobre las negociaciones que se estaban manteniendo con AENA" con el fin de actualizar el acuerdo de ampliación de jornada, que caducó el pasado 31 de diciembre.

Según AENA, el primer convenio colectivo de control, firmado en 1999, incorporó el Estatuto de los Controladores de 1992 que fijaba la jornada laboral en 1.200 horas.

Esta jornada es insuficiente, con los aproximadamente 1.800 controladores que operan en España, para cubrir la demanda cada vez mayor, por el crecimiento del tráfico aéreo.

Por eso se suscribieron sucesivos acuerdos de ampliación de jornada laboral entre AENA y el colectivo de controladores, el último de los cuales tenía vigencia en los años 2000-2003.

"Debieron decirles [a los controladores de Torrejón] que se habían roto las negociaciones, y la huelga ha sido su reacción. Pero eso es falso, sólo hemos aplazado la negociación hasta el 8 de enero, por eso las restantes 43 dependencias de control de España han seguido cumpliendo el preacuerdo existente", explicó un sindicalista que asistió a la negociación con AENA en un hotel de Madrid el pasado viernes.

Según insinuaron las mismas fuentes, "todo proviene del malestar de uno de los delegados sindicales de Madrid al no ver reflejadas las reivindicaciones locales de su sede en la negociación".

De ser así, la razón del caos generado durante toda la jornada de ayer, que concluyó con un balance final de un 60% de los vuelos con retrasos y una media de 73 minutos de demora, habría sido la división de opiniones interna del sindicato USCA.

Los retrasos y las cancelaciones afectaron principalmente al aeropuerto de Barajas (Madrid) -19 cancelaciones de vuelos y el 70% de los previstos con retrasos- y el de El Prat (Barcelona) -16 cancelaciones y el 50% de los vuelos previstos retrasados-.

A última hora de la tarde, tras una larga reunión del gabinete de crisis de AENA en Barajas, la situación se resolvió al incorporarse progresivamente los controladores a sus puestos.

Aún así, en Barajas el mostrador de Iberia era un drama. La frase más repetida por los viajeros era: "No puedo quedarme aquí esta noche sin nada". Y las azafatas se limitaban a decir que las cancelaciones, los retrasos y las consecuencias de los mismos (pérdidas de vuelos al hacer escalas, etcétera) "se deben a razones ajenas a la compañía" de modo que la aerolínea no asume los gastos de alojamiento ni de manutención. "Vaya usted al responsable de esto que es AENA y reclame allí", zanjaban.

Una vez más, el mareo de viajeros cansados, indignados, desesperados, resignados... fue la tónica de la jornada.

Una viajera observa las pantallas del aeropuerto de Barajas durante la jornada de ayer.
Una viajera observa las pantallas del aeropuerto de Barajas durante la jornada de ayer.RICARDO GUTIÉRREZ

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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