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FÚTBOL | Decimoctava jornada de Liga

Una pareja infranqueable

Uno de los tándems que mejor funcionan del Zaragoza no está en la delantera sino en la línea defensiva, y lo forman Milito y Álvaro. Ambos tuvieron que encargarse ayer de la difícil tarea de contener a una de las perlas atléticas, Fernando Torres. Y lo consiguieron, si se mira el marcador.

El argentino y el brasileño intentaron imponer algo de orden en el impreciso centro del campo durante el partido. La defensa adquirió más protagonismo al no llegar los goles, y los dos jugadores zaragocistas aceptaron el reto de detener el ataque atlético. En un partido tan pobre como el de anoche, al menos el punto conseguido por el equipo local es un premio a su defensa.

Al central argentino le encanta la posición que ocupa en el campo porque desde allí puede ver todo lo que sucede en el terreno de juego. Para él es una demarcación privilegiada. Milito no dejó de dar órdenes a sus compañeros, tanto de la defensa como del centro del campo. Y quizás por la seguridad que posee a pesar de su juventud, y por el respaldo que le aporta Álvaro, sus decisiones son respetadas.

Torres y Paunovic querían liberarse de su vigilancia, sobre todo El Niño, que tras varios empujones con el central supo que el argentino se convertiría en su sombra durante todo el encuentro. Y el delantero atlético no iba a ser un enemigo sencillo, máxime cuando las ocasiones se sucederon con asiduidad poniendo en peligro la portería del guardameta Laínez.

Pero tanto Álvaro como Milito, sobrados no se conformaron con el trabajo defensivo. Ambos subieron rápidamente al área de su rival en los córners para intentar marcar de cabezazo, pese al peligro de dejar desguarnecida su posición.

Los dos centrales hablaron continuamente entre ellos y los gestos se sucedieron para comprender con facilidad la intención del contrario, aportando solidez a la defensa que poco a poco perdía los nervios ante el paso implacable del tiempo y de las embestidas atléticas.

Fue todo un ejemplo de que los dos confían en la labor de su compañero y llevaron sobre sus espaldas la defensa zaragocista.

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