Sinfonías en Canarias

La apuesta por la creación contemporánea y el protagonismo del gran repertorio sinfónico definen la filosofía artística del Festival de Música de Canarias. La primera cita es una versión de concierto de La condenación de Fausto, de Héctor Berlioz, a cargo del Coro y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, dirigidos por Christoph König, con el tenor Giuseppe Sabatini, la mezzosoprano Michelle DeYoung y el bajo Giaccomo Prestia como solistas.

La ópera en concierto cobra especial relieve en un festival de irrenunciable pasión sinfónica que este año reafirmará su incondicional apoyo a la creación contemporánea con tres significativos estrenos, Tarde, para soprano y orquesta, sobre textos de Juan Ramón Jiménez, del alemán Aribert Reimann, y dos obras de compositores canarios, Poetische Geräusche, de Juan Manuel Marrero, y Axis Mundi, de Emilio Coello.

Las novedades no se limitan al terreno contemporáneo. Una de las estrellas del festival es Riccardo Chailly, que regresa a Canarias dos años después de dirigir el estreno mundial del nuevo final para la ópera Turandot, escrito por el malogrado Luciano Berio, fallecido el pasado año. Al frente del Coro y la Orquesta Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi, Chailly trae bajo el brazo dos rarezas de Rossini con carácter de estreno en España, el himno De l'Italie et de la France, Le chant des Titans y el Hymne à Napoléon III et a son valliant peuple, novedoso complemento a su bello Stabat Mater.

Las sopranos Cristina Gallardo-Domàs y María José Montiel, el tenor Joseph Calleja y el bajo Ildebrando D'Arcangelo serán las voces solistas de la velada rossiniana, y en el segundo programa, Chailly apostará por la grandeza y espectacularidad de Beethoven dirigiendo la Novena sinfonía y la poco programada Fantasía coral, una brillante y virtuosa página que contará con el pianista Jean-Yves Thibaudet.

La cita Berlioz, homenajeado este año con algo de retraso sobre la celebración en 2003 del bicentenario de su nacimiento, abrirá una programación centrada en el repertorio sinfónico, con especial protagonismo de los clásicos del siglo XX, que se complementa con una jugosa oferta operística. Tras La condenación de Fausto, los aficionados podrán disfrutar con una de las joyas del repertorio ruso, Boris Godunov, de Mussorgski, en una versión dirigida por su más cotizado intérprete actual, Valeri Gergiev, al frente de la compañía del teatro Mariinski de San Petersburgo, y Salomé, de Richard Strauss, a cargo de la Ópera de Stuttgart, con dirección de Lothar Zagrosek y un reparto encabezado por las sopranos Eva Johannson y Tichina Vaughn, y el tenor Keith Lewis.

"La puesta en marcha del auditorio de Tenerife ha sido un maravilloso regalo en nuestro veinte aniversario", afirma con entusiasmo Rafael Nebot, director artístico del festival canario. "Significa la culminación de un sueño y el final de las limitaciones técnicas que nos impedían, por ejemplo, programar en condiciones óptimas, partituras tan complejas y monumentales como Boris Godunov, o la Octava sinfonía de Gustav Mahler, que clausurará la programación".

La inclusión de varias óperas responde a una demanda del público, explica Nebot, y a una tradición lírica muy arraigada en Canarias, mantenida por dos activas asociaciones de amigos de la ópera. "Siempre hemos ofrecido ópera en versión de concierto, y de momento queremos huir de las complicaciones que conlleva la ópera escénica, cuya dificultad se agrava en este caso por nuestra doble sede, toda la programación se repite en dos ciudades, un caso único en el mundo de los festivales", comenta su responsable artístico.

La oferta sinfónica concede máximo protagonismo a los clásicos del siglo XX: Gergiev dirigirá dos obras de Prokófiev, el Concierto para violín, con el cotizado Vadim Repin, y Alexander Nevski. También se apuntan al repertorio ruso Jaap van Zweden con el Concierto para violín, de Chaikovski, con la violinista Maria-Elisabeth Lott, y la Sinfonía número 5, de Shostakóvich. Del mismo autor, Jukka-Pekka Saraste y la Filarmónica de Helsinki interpretarán la Sinfonía número 11 en una velada con canciones de Sibelius en la voz de Bo Skovhus, y dedicarán su segundo programa a Debussy y Ravel.

Al equilibrio en la programación sinfónica, con gran predominio del repertorio romántico, se une el imparable protagonismo de Anton Bruckner, Gustav Mahler, Dmitri Shostakóvich y Serguéi Prokófiev. "En los últimos años hemos apostado por la divulgación del legado sinfónico de Bruckner, Mahler y Shostakóvich, manteniendo un equilibrio con las obras más conocidas del gran repertorio. Los tres autores tendrán también protagonismo en esta edición, a modo de resumen de nuestra trayectoria a lo largo de dos décadas, en una programación que comienza y acaba alrededor del mito de Fausto a través de Berlioz y Mahler.

Como muestra de esta línea,

Víctor Pablo Pérez dedica dos programas a la Sinfonía número 3, de Bruckner, con la Sinfónica de Tenerife, y a la colosal Sinfonía número 8, de Mahler, en la jornada de clausura del festival. Para afrontar la imponente plantilla coral y orquestal reunirá a las Sinfónicas de Tenerife y Galicia y a dos coros de Praga y Eslovaquia, mientras que en la nómina de solistas vocales contará con las sopranos Nancy Gustafson, Amanda Mace y Raquel Lojendio, las contraltos Marjana Lipovsek y Jadwiga Rappé, el tenor Robert Brubaker, el bajo Reinhard Hagen y el barítono Tommi Hakala.

Una sola sesión de cámara, con el Cuarteto Melos y el clarinetista Ulf Rodenhäuser (Mozart, Beethoven y Brahms) y un concierto familiar que incluye una obra de Emilio Aragón, La flor más grande del mundo, completa la oferta del festival, que cuenta con un presupuesto de 4,5 millones de euros. "Las veladas de cámara se seguirán programando en Tenerife en el teatro Ángel Guimerá; es un tributo a una sala ligada a nuestra historia", asegura Nebot.