Juegos con truco
El Parque de las Ciencias de Granada acerca la física a los niños mediante sencillos juguetes
Roberto Sánchez no se resigna a que la física sea una materia ardua y abstracta. Sánchez es licenciado en Físicas y animador del Parque de las Ciencias de Granada. Explica a los niños (y a sus padres) cómo muchos juguetes normales pueden servir para explicar la física. Juan José, de ocho años, está de acuerdo con Sánchez. El martes salía de la explicación con los ojos abiertos como platos.
Sánchez explica con aspavientos cómo el pájaro bebedor se inclina una y otra vez para beber agua sin ninguna pila por medio. "No existe un móvil perpetuo", advierte poético Sánchez. Es decir, que ningún cuerpo permanece en movimiento indefinidamente si no hay una fuerza por medio. En este caso, la fuerza es el éter, un líquido volátil, que hay en el interior del pájaro. El éter se evapora a temperatura ambiente. Al subir empuja la cabeza hacia abajo. El pico del pájaro se moja en el agua y enfría el éter, que vuelve a bajar. Así el pájaro se mueve sin parar.
La explicación sorprendió a la veintena de niños que observaba el incesante vaivén del dichoso pájaro. Pero también a los padres. Cuando Sánchez preguntaba en voz alta si alguien sabía cómo funcionaba algo, los padres callaban. Ponían cara de que no querían aguar el descubrimiento a los niños. Pero todo el mundo sabía que nadie conocía por qué el maldito bicho no dejaba de inclinarse a por el siguiente trago. La adicción al burbon está descartada, parecía pensar la madre de uno de los niños.
Otro de los juguetes que utiliza Sánchez es el praxinoscopio. Pese al críptico nombre, no es más que un cine en miniatura. Tres dibujos se proyectan sobre una serie de espejos dispuestos en círculo. Al girarlos con la mano, los dibujos cobran vida. Se ve a un pobre hombre que se cambia de mano su cabeza. "La sucesión rápida de las imágenes engaña al ojo. Esto mismo es lo que hace el cine", detalla Sánchez.
El Parque de las Ciencias mantendrá el taller hasta el 4 de enero. Las clases duran poco más de media hora, se repiten cada día a las 12.00, 13.00, 14.00, 17.00 y 18.00. Para redondear el negocio, el museo ha puesto a la venta los juguetes que usa Sánchez. El precio oscila entre los cinco y los 50 euros que cuesta el praxinoscopio. La idea es dar la posibilidad a los padres de que farden en casa.
"El objetivo del taller es mostrar que además de las consolas y los videojuegos hay juguetes de toda la vida que pueden servir para preguntarse por las cosas", explica Sánchez. El padre de Juan José coincide: "Es bueno que de vez en cuando algún juguete no tenga pilas, no sea electrónico y no se base en masacrar enemigos".
El juego estrella, el que más aplausos levanta entre los boquiabiertos niños, es el levitrón. "¿Qué ocurre cuando dos imanes se juntan por el mismo polo? Que se repelen", pregunta y responde Sánchez. El levitrón es una peonza magnética sobre una base magnética del mismo polo. Al ponerla a rodar, la peonza se eleva y gracias a la rotación se mantiene girando en el aire a unos centímetros de la base. Con menos que eso muchos magos han llegado a ganarse su dinero por los pueblos de España. La broma cuesta 41,5 euros.
La idea de usar juguetes para explicar la física no es nueva. Cada año, el congreso europeo premia al profesor de física más original al utilizar los juguetes. El congreso está organizado por la Agencia Aeroespacial Europea (ESA), el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), el Observatorio Europeo Austral (ESO) y la Sociedad Europea de Física.
"La vista es fundamental para entender un fenómeno físico, no basta sólo con una pizarra", explica Sánchez. Para explicar cómo afecta la temperatura sobre el volumen de un gas, lo más sencillo es meter un globo en un frigorífico y ver que se contrae. El mismo globo, puesto al sol, aumenta su volumen.
Hay más. Para explicar cómo se comportan los fluidos, una idea es hinchar dos globos con tamaños diferentes. Luego se unen mediante un tubo con una llave de paso. Si abrimos la llave observaremos que, en contra de lo que se piensa de forma intuitiva, el aire pasa del globo menos hinchado al más hinchado. Esto se debe a la ley de Laplace-Young, que dice que la presión en el interior del globo es mayor cuanto menor es su radio de curvatura. Es sencillo, y es física.
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