El tripartito que aupó a Maragall gobierna Sueca desde junio
La alianza que ha llevado a Maragall a la presidencia de la Generalitat catalana gobierna desde junio la ciudad ribereña
El gabinete tripartito que ha encumbrado a Pasqual Maragall a la presidencia de la Generalitat de Catalunya gobierna desde el pasado junio Sueca. La coalición entre PSPV-PSOE y EU-L'Entesa se quedó el pasado 25 de mayo a tres concejales de la mayoría absoluta, que consiguieron finalmente con la incorporación de los dos concejales de Esquerra Republicana del País Valencià (ERPV) y del único edil que obtuvo el Partit Independent del Perelló-Mareny (PIPM), dos entidades locales menores apoyadas por el 75% de los residentes. Acababan cuatro años de gobierno municipal del PP, el Bloc Nacionalista Valencià y el PIPM.
Esquerra Republicana dio la sorpresa. Era la primera vez que se presentaba a unos comicios locales y lograron dos ediles de golpe. El mérito de esta formación ligada a la ERC de Josep Lluís Carod Rovira era doble: en sólo siete meses -el partido abrió su agrupación local en Sueca en octubre de 2002 con cinco afiliados- la formación cosechó 1.234 votos en una población de casi 25.000 habitantes. Y no fue fácil; el segundo edil se lo disputaron a Unión Valenciana hasta poco antes de la constitución del Consistorio el 14 de junio. "En esta ocasión la ley d'Hont favoreció al partido minoritario", apunta Vicent Amaç, cabeza de lista de ERPV y actual teniente de alcalde de Sueca.
"No queremos más batallas de Valencia; son críticas para presionar, que no nos afectan"
La población acogió con normalidad al nuevo gobierno local, que, según el alcalde, el socialista Salvador Gil, tiene abiertas las puertas al Bloc, ahora en la oposición. En la comisión de gobierno, la coalición más votada cuenta con cinco tenientes de alcalde, mientras el PIPM y ERPV cuentan con otro cada una de ellas.
Durante los cerca de seis meses de gestión del nuevo gobierno municipal "no ha habido problema de ninguna clase. El tema de la lengua lo tenemos claro todos [más del 90% de los suecanos son valencianohablantes] y si existen discrepancias se hablan", explica el alcalde.
De hecho, el pasado 4 de diciembre el pleno suecano decidió por unanimidad revocar el título concedido en 1946 al general Francisco Franco como alcalde honorífico e hijo predilecto de Sueca. Fue el particular homenaje de Sueca a la Carta Magna. No se celebró igual que años anteriores el 9 d'Octubre. La Corporación de Sueca forró la balconada del Ayuntamiento con la bandera cuatribarrada y colocó como única divisa el Penó de la Conquesta, mientras las banderas de Europa, España y la Senyera permanecían arriadas. "No generó ningún conflicto, es más, la gente aplaudió", recuerda Amaç.
Y de repente, las elecciones catalanas, con el espectacular ascenso electoral de ERC, el posterior pacto entre socialistas, republicanos y ecosocialistas y la oleada de críticas y descalificaciones del PP.
"Ha sido muy duro para ellos", comenta Gil en alusión a la reacción de los populares. "En Madrid estuvo a punto de gobernar una mayoría de progreso y en Cataluña ha sido posible".
A principios de diciembre, cuando se supo a ciencia cierta que Maragall formaría gobierno, la comisión ejecutiva de Sueca les envió una felicitación. Apenas siete meses antes, la agrupación local de Esquerra Republicana del País Valencià en Sueca recibía otra carta de Carod Rovira donde les daba la enhorabuena por el resultado electoral obtenido y porque Sueca, ciudad natal del escritor Joan Fuster, "es un referente en el País Valenciano", recuerda Amaç. Sólo las pintadas aparecidas hace unos días en la fachada del Casal Jaume I -catalanistes, fora-, se interpretaron como una reacción a lo sucedido en Cataluña. "Toda esa visceralidad con que fue recibido el pacto tuvo también aquí su reflejo", opina Gil.
El edil republicano de Sueca desdramatiza la cuestión: "Estamos trabajando a largo plazo, con mucha conciencia de país, y hemos sido bien recibidos por los suecanos. Es cierto que aparecieron esas pintadas, pero esa gente no merece ni un minuto más de atención", observa. Amaç recibe con cierto cansancio la dura reacción del PP desde Madrid, pero también desde Valencia, al pacto de progreso en Cataluña: "No queremos más batallas de Valencia; son críticas hechas para presionar, que a nosotros no nos afectan".
La sombra del trasvase del Ebro está resente en esta localidad situada a 7 kilómetros de la desembocadura del río Júcar. "Visto desde aquí, existe la sensación de que la Ribera Baixa y Sueca tienen mucho que perder. El agua del Ebro es de pésima calidad y la que se llevan del Júcar, buena. Los suecanos nunca han querido el agua del Ebro porque siempre han tenido suficiente", advierte Gil, que añade: "Si se hace, seguro que surgirán problemas agrícolas y medioambientales en la comarca".
El presidente de la comunidad de regantes de la localidad, José Pascual Fortea, ya se mostró contrario en julio a la posible mezcla de caudales del Ebro y el Júcar por los efectos perniciosos que tendría sobre el parque natural de L'Albufera y los acuíferos de la zona. El concejal republicano insiste: el trasvase es una obra decimonónica. Cerca de aquí tenemos el precedente del trasvase Tajo-Segura, que ha convertido al Segura en uno de los más contaminados de Europa". Amaç está por una nueva cultura del agua y por una moratoria en la construcción del litoral porque "si en Galicia han tenido el chapapote del Prestige, nuestro chapapote aquí ha sido el hormigón".
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