"Me gustaría ceder mi cerebro al cine y mi cuerpo a la televisión"

Nacho Vigalondo (Santander, 1977) no tuvo una niñez ni cinematográfica ni televisiva.

"Mentiría si dijera que trabajo en esto por vocación, que hago cine porque un día vi Star Wars y tuve claro mi futuro", confiesa. Pero la vida le ha llevado hacia la creación audiovisual y lo ha convertido en un todoterreno que lo mismo trabaja para Gran Hermano, que escribe, dirige y protagoniza sus trabajos con éxito. El guión de 7:35 de la mañana, una comedia musical producida por los hermanos Ibarretxe, fue primero seleccionado por el Gobierno vasco para su programa de difusión Kimuak. Ahora, a esta historia de desamor e incomunicación se le abre la puerta hacia los Oscar.

Pregunta. ¿Siente vértigo?

Respuesta. Los Oscar tienen una connotación tan festiva y glamurosa que me parece incluso grotesco estar ahí metido. Más que vértigo, me hace gracia poder decir que estoy preseleccionado por el mero hecho de haber ganado en Gijón. En cambio, sí he sentido un vértigo real al saber que el corto ha sido seleccionado para competir en el festival de Clermont-Ferrand, uno de los mejores de cortos del mundo, porque son palabras mayores.

P. El jurado dijo que, en ocho minutos, 7:35 de la mañana "sorprende, maravilla y emociona con las más nobles herramientas del cine". ¿Cuáles éstas son a su juicio?

R. Quizá el hecho de que todos los golpes de efecto y los recursos retóricos son invisibles. El corto tiene sus trampas pero no hay ninguna que pueda percibirse claramente.

P. ¿Cómo lo definiría?

R. Planteo una comedia musical sobre la incomunicación y el desamor, contada desde la perspectiva de una persona para la cual todo es una pesadilla. Habla de una mujer que llega a la cafetería donde desayuna siempre y se da cuenta de que todo el mundo está en silencio. De repente, se oye una canción...

P. Ha escrito, protagonizado y dirigido cortos, hace guiones de televisión... ¿Qué es lo suyo?

R. No tengo necesidad de marcar territorios. Hacer televisión me ha disciplinado, me encanta escribir guiones para cine y me estimula mucho mi trabajo como actor de publicidad... En realidad me gustaría ceder mi cerebro al cine y mi cuerpo a la televisión.

P. ¿Cómo se siente cuando le dicen que Gran Hermano es telebasura?

R. No soy un defensor político de la telebasura, pero tampoco me provoca un desprecio acérrimo, creo que es un fenómeno natural. Como diría un amigo mío, "es como la lluvia, que está ahí". Fue un experiencia estimulante, siniestra y kafkiana a la vez. Pero no lo hice muy bien, no tengo el sistema nervioso preparado para estar durante horas viendo imágenes para seleccionarlas.

P. Y mientras tanto escribía guiones, también para largos.

R. Sí, pero es frustrante. Espero que a partir de ahora mi suerte cambie, pero lo cierto es que he escrito demasiado sin que vaya a ningún sitio. En la industria del cine tu nombre y tu estatus es tan importante como la calidad de lo que escribes.

P. Entonces, ¿el corto es un medio para hacer largos?

R. El corto es un fin y el largo otro distinto. En 7:35 de la mañana no he intentado en ningún momento vender que sea capaz de hacer un largo. Otra cosa es que quiera hacerlo. Lo que más me gusta es el cine como espectáculo y el género contaminado. Y sé que si algún día hago películas serán de una manera u otra de terror, de ciencia ficción o de aventuras, aunque no entendidas de modo tradicional. Me obsesiona hacer películas que aporten algo nuevo bien en el sentido formal o de contenidos.