Un líder honrado y con experiencia
Quique Hernández, amante del juego ofensivo, convierte al Numancia en la revelación de Segunda
Es un lunes cualquiera y la voz de Quique Hernández, valenciano, de 45 años de edad, suena cascada a través del teléfono, rota. Demasiado tabaco y demasiados gritos desde la banda. Y eso que es un técnico tranquilo, de los que transmiten calma a sus futbolistas. Un poco cachazas incluso. Pero la ocasión merece alguna taquicardia. Su equipo, el Numancia, sigue a la cabeza de la Segunda División. Casi sin pretenderlo. Sin evidentes figuras a las que atribuir el éxito. Sin más ambición que la de mantenerse en la categoría. Con un presupuesto más bien modesto: 3,6 millones de euros.
¿Entonces? "Como nos repite nuestro entrenador, 'somos un grupo muy honrado', y eso se contagia", subraya Juan Carlos Moreno, reminiscencia zurda de la Quinta del Mini. Tras 17 partidos con el Barcelona de Johan Cruyff en el curso 1995-96, una lesión en el ligamento cruzado de una rodilla le mandó a un túnel por diferentes clubes de Segunda. Ahora, a sus 28 años, está feliz en su primera campaña en Soria y da otra clave: "Casi todos tenemos mucha experiencia en la división y eso se nota".
Después de dos ejercicios salvando el pescuezo en la última jornada, el Numancia rebosa salud. Gracias en gran parte a Quique Hernández, un pionero del fútbol ofensivo. Ya probó con el esquema de juego 3-4-3 antes de que Cruyff lo ensayara en el Barcelona. Y está orgulloso de ello. ¿En quién se inspiró? "Son deducciones que uno hace. Yo creo que, sobre todo, un técnico ha de ser autodidacto. Vas enriqueciéndote tácticamente. Y, con el tiempo, concluyes que nada es absoluto. Lo más importante son los jugadores".
Por casualidad y con Cruyff
Hernández se convirtió en preparador por casualidad. Tenía 21 años; jugaba en el Quart de Poblet, en Preferente; era un zurdo técnico, de escaso equipaje físico... Un día, Abelardo, portero del Valencia en los setenta, le pidió que, ya que iba a esa ciudad, le recogiera unos impresos para el curso de entrenador. Esa eventualidad marcó su vida. Comenzó a dirigir a los 22 años, al juvenil del Levante, en la época en que Cruyff jugó en el club granota. Después pasó por más de una docena de clubes de segunda fila de la Comunidad Valenciana hasta que, en el ejercicio 1997-98, dirigió al Hércules, ya en Primera. Suplió a Ivan Bric en la undécima jornada, pero no pudo evitar el descenso. Antes, en el Castellón, sacó a un Mendieta de 17 años. Se labró fama de innovador y de tener buen gusto. Y se fue curtiendo hasta que el verano pasado le llegó la oferta del Numancia. Muy curtido debe de estar uno para sobreponerse al 4-0 que le endosó el Levante en la cuarta jornada: "Son golpes duros, pero luego nosotros le metimos 7-0 al Ciudad de Murcia".
"Estoy muy orgulloso tanto de nuestra defensa como de nuestro ataque. Trece jugadores han marcado", dice Hernández, que cita a tres rivales en la pugna por el ascenso: "El Levante, el Almería y el Alavés". ¿Cómo juega el Numancia? "Somos un equipo muy rápido, tanto de mente como de piernas". Y, en este aspecto, saltan a la palestra los nombres de los dos medias punta: Miguel Pérez, hijo del jugador homónimo del Madrid de los sesenta, y Moreno. Sobre el primero, de 23 años, Osasuna ya tiene una opción de compra y volará pronto del estadio de Los Pajaritos.
"El portero, Luis García, es de los mejores de la categoría. Luego, hay gente muy veterana: Velasco
, Fagiani [ex del Valencia y el Atlético], Molina, Kome, Rosu...", enumera Hernández. Y Octavio, claro, una institución en el Numancia, al que llegó hace once temporadas, cedido por el Castellón, y se instaló en el lateral izquierdo. Tiene 33 años y es el capitán. Y el momento actual le recuerda otro especialmente grato. "El del ascenso a Primera, hace cinco años, fue igual: empezamos sin aspiraciones y acabamos subiendo". Las mismas sensaciones y la misma ilusión en Soria, ciudad de unos 35.000 habitantes que da a su equipo un porcentaje de socios superior al de los grandes clubes: 4.500, más del 10% de la población.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.