Alegría
Con enorme alegría recibí la noticia de que el concejal de Vivienda del Ayuntamiento de Madrid (del PP), Sigfrido Herráez, consideraba que las viviendas sociales que van a poner en Madrid a disposición -pagando "sólo", según parece, casi 120.000 euros- de los vecinos con menos posibilidades económicas serán construidas con materiales de calidad y por arquitectos de fama. En fin, que no debían renunciar a cierto grado de dignidad.
Tengo curiosidad por saber dónde pone el señor Herráez el límite a la dignidad. Tal vez así podamos ver cómo se soluciona la situación que vienen sufriendo dos familias que viven en circunstancias infrahumanas en dos infraviviendas ubicadas en la calle de Luis Pando esquina con Alhambra, en el barrio del Lucero.
Llevan viviendo allí cerca de 60 años, en esas chabolas que no tienen más agua que la que se les filtra por los mal llamados techos o la que cogen en la fuente cercana. Son una señora mayor, ya jubilada, y dos hermanos, ya maduritos -uno de ellos en paro-, que tienen que verter sus "necesidades" a los cubos de basura a la puerta de casa.
Ya digo que me alegra la nueva posición del señor Herráez, que contrasta con la que refleja el edificio de "realojo" de la Empresa Municipal de la Vivienda, EMV, en la calle de Castroserna, 6, y que significa un cambio muy sustancial.
