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Reportaje:

Un telefonazo muy caro

Un jugador del fútbol americano, Horn, multado con 30.000 dólares por festejar un ensayo con una llamada con su móvil desde el campo

Javier Casqueiro

La bromita del teléfono móvil le va a costar muy cara. La próxima vez que Joe Horn, un receptor de los Saints de Nueva Orleans, quiera causar sensación y dar espectáculo en un campo de fútbol americano con otra de sus ocurrencias ajenas al propio deporte quizá se lo piense.

Conocido, y ya castigado en otras ocasiones, por su comportamiento excéntrico, Horn decidió celebrar el pasado domingo el segundo de sus cuatro ensayos (touchdown) contra los Giants de Nueva York con un telefonazo. La Liga le ha multado con 30.000 dólares.

El incidente ocurrió el mismo día que se conoció la detención de Sadam Husein, se ha extendido toda la semana y en los medios especializados ha adquirido proporciones desorbitadas. Algunos puristas entienden que la actitud frívola de Horn no sólo le desprestigia y degrada. Sostienen que también ha sido un feo al deporte nacional por excelencia. Los más sarcásticos opinan que estaba llamando a su banco o compañía telefónica para renegociar su colaboración, dada la cuantía de la pena esperable por su proceder. A su vez, Horn dice que quería simplemente aprovechar ese momento de gloria en un encuentro televisado a todo el país para compartirlo con su familia y ayudar a generar más entretenimiento.

En realidad, Horn no está atravesando una de sus mejores temporadas en la NFL, en la que ya lleva ocho años. Pero ante los Giants estuvo verdaderamente impecable. Al final, acumuló cuatro atrapadas de touchdown y su conjunto vapuleó al rival por 45-7. Tras la segunda acrobática captura, desde unos once metros, de un pase de su compañero Aaron Brooks, se dirigió al poste de gol, se agachó, recogió un teléfono móvil previamente escondido por otro colega, Michael Lewis, y marcó un número para hablar de manera jocosa mientras se dirigía, pavoneándose, hacia la banda.

Su entrenador, Jim Haslett, atónito, se mosqueó en ese mismo momento. No le gustó nada la gracia, propia de un gran ego que él preferiría ver desarrollado en el terreno. Y los responsables de la Liga, que ahora quieren regular mejor las celebraciones, no tardaron en reaccionar. Horn aguardaba una multa de unos 10.000 dólares. Pero ha sido de 30.000 por reincidente. Además, tendrá que abonar los 5.000 con que se ha castigado a Lewis por su complicidad. Claro que gana 2,46 millones por curso.

Tanto el jugador como su agente, Ralph Vitolo, piensan que la polémica se ha desbordado. Dicen que no ha matado a nadie. Mantienen que el 90% de los espectadores disfrutaron de ese divertimento. Así que recurrirán, pero con pocas esperanzas.

Es la séptima penalización que recibe Horn desde 2000 y la segunda en la campaña actual. El 19 de octubre, en Atlanta, llevó a la práctica otra actuación similar. Se hizo rodear de su escuadra como en una gran melée. De repente, los jugadores cayeron desplomados. Simuló ametrallarlos con los dedos.

Joe Horn hace el numerito del móvil.
Joe Horn hace el numerito del móvil.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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