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EXPERIENCIAS

Hijos de emigrantes gallegos encuentran a sus familias en Fillos.org

La asociación ha reagrupado a 20 familias a través de Internet y teme desaparecer por falta de financiación

Perdidos en un mar de emigración sienten morriña; pero están demasiado lejos y acuden a Internet para charlar, compartir experiencias o recuerdos y recetas de cocina.

Si Fillos de Galicia fuera un centro gallego cualquiera, ampliaría su aforo. Paradojas de la vida, puede cerrar sus puertas virtuales "por falta de financiación" tras seis años de existencia y recibir más de 20.000 visitas al mes. Esta asociación pone en contacto a hijos y nietos de la diáspora gallega con sus parientes a través de Internet. Más de un millar se han incrito en su base de datos para encontrar a sus familiares.

Unas 20 familias se han reaagrupado, como la de Milagros, de la República Dominicana, que al enviudar decidió transmitir a su hijo la cultura de su padre. "Me llama su ángel de la guarda", cuenta Manuel Casal Lodeiro, Casdeiro para todo el mundo, creador y socio fundador de Fillos.org.

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Este vasco de nacimiento, que vive en Barakaldo, no encontraba con quién compartir la lengua y cultura de sus padres. "Hasta que descubrí Internet". Corría 1997 cuando creó Fillos. Han pasado seis años y no deja de crecer "alimentada por las personas nacidas en la emigración. Sólo cinco millones de argentinos tienen algún tipo de ascendencia en Galicia. Imagina los que habrá por el mundo".

En O Atopadoiro, el servicio gratuito que ofrecen a los emigrantes, hay 2.000 peticiones de ayuda. Unos quieren saber el origen de su apellido. Otros, si el pueblo todavía existe y la gran mayoría buscan información para regresar o conseguir la doble nacionalidad. Una red de voluntarios se encarga de la localización sobre el terreno: visitar aldeas, registros civiles o parroquiales y ayuntamientos, mientras una asesoría jurídica responde a cuestiones legales.

Pero los 41 socios de Fillos ya no pueden con la situación. "Sólo en O Atopadoiro hay mil peticiones sin atender y los 60 euros al año que aportamos los 41 socios dan para poco", asegura Casdeiro, de 33 años, que trabaja media jornada como consultor informático y la otra media gestionando la red Fillos. Por eso quieren captar nuevos socios.

"Estoy seguro de que muchos gallegos han triunfado y nos pueden ayudar ¡Hay tanto por hacer!

" También esperan que las instituciones aporten algo más que los 300 euros que da la Xunta.

Casdeiro termina su relato con la historia de un cuadro. "Se trata de un cuadro pintado por Inés Abeijón, socia de Fillos que reside en Nueva York. Desde allí lo envió a otras zonas donde hay miembros, que fueron poniendo sus dedicatorias (Panamá, Buenos Aires...).

"Me lo mandaron y lo tenemos en la oficina. Simboliza lo que es Fillos: el niño plantando unas semillas y el árbol que tiene la forma de Galicia".

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