"El documental en televisión necesita una revolución formal"
Carles Bosch y Josep Maria Domènech recibieron el pasado viernes en Los Ángeles el premio de la Asociación Internacional de Documentalistas (IDA) por Balseros, cinta que narra la vida de un grupo de emigrantes cubanos desde que salen de la isla hasta su llegada a Estados Unidos. Un paso más en la larga lista de reconocimientos conseguidos por este filme, que nació en el programa 30 minuts de TV-3 y que puede tener su gran premio el próximo febrero en la ceremonia de los Oscar -las quinielas la señalan como favorita a figurar entre los documentales nominados-.
Pregunta. ¿Cuáles son las claves del éxito de Balseros?
Respuesta. Esta película ha supuesto seguir durante ocho años la vida de siete cubanos que buscaron una vida mejor. Se trata de un trabajo periodístico que ha sabido mantener el rigor, crear emociones y explicar historias reales manteniendo el interés.
P. ¿Entendió el estadounidense Balseros como la historia del sueño americano?
R. Aunque ésta sea la vida de unos cubanos que quieren marcharse a Estados Unidos, también puede simbolizar la historia de un marroquí que cruza el Estrecho en patera. Este documental narra el sueño de todos aquellos que esperan una vida mejor y algún día poder enviar dinero a sus familias. Balseros retrata experiencias desoladoras y duras. No sé si un espectador español habría aceptado tan bien un filme de este tipo sobre la emigración marroquí aquí.
P. No es habitual, con el ritmo de la televisión actual, permitirle a un periodista permanecer ocho años siguiendo una historia.
R. Yo sentía que la vida de estos balsero no podía quedarse en el reportaje de urgencia que se emitió en 1994. Entre los placeres que puede tener un periodista se incluye que te permitan ir más allá del titular, poder investigar y crear fórmulas interesantes de narrar la historia. Lo hice y se emitió un segundo documental
en 1996 sobre la retención de estas personas en Guantánamo; finalmente pudo hacerse el largometraje.
P. ¿Considera que quedan asignaturas pendientes para el documental televisivo?
R. El documental y el reportaje no deben conformarse con tener un buen fondo, hay que vigilar más las formas. El espectador de televisión ya está muy educado, conoce de sobra las fórmulas tradicionales, y hay que engancharle desde el primer minuto. El documental en televisión necesita una revolución formal. Hacer televisión es crear, y como en todo arte, no hay una fórmula única para transmitir el mensaje.
P. ¿Solucionaría eso las bajas audiencias de estos programas?
R. La actualidad del último año, la política internacional de Bush y Aznar, ha provocado que el espectador tradicional de este género se sature y pida un descanso. Por contra, los periodistas se sienten emocionados ante el aluvión de noticias generadas. Se ha producido un divorcio entre periodistas y público, lo que ha hecho de 2003 un año malo para este tipo de trabajos.
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