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Columna
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Fugaz

"Eso que usted tiene, caballero, no es una idea. Eso es un aneurisma cerebral que le puede estallar en la cabeza a la vuelta de la esquina. Sospeche usted siempre de sus pensamientos", dijo el doctor García Navarrete en su despacho del hospital de la Princesa. "¿Son peligrosas las ideas, doctor?", replicó el paciente. "¡Qué sabemos!", contestó el neurocirujano.

"Yo era un cerdo, pero me curé", dijo el jamón, arrepentido y ufano.

"Madrid es una ciudad gallarda que no carece de esperanza. Aguirre es la cólera de Dios, aunque sea rubia", dijo el perplejo.

"Telemadrid está en manos de un soriano. La mafia leonesa vela sus armas en la Real Academia de la Lengua y en la calle del Pez. El clan de los canarios observa el panorama con nieve en el semblante. Los gallegos colocan a Rajoy en toda la mitad del medio de Madrid. Las redes catalanas confían en Albert Pla para infiltrarse en la Villa con el fascinante espectáculo Canciones de amor y droga, que se despidió el viernes en el Alfil. Los filipinos tienen los ojos puestos en Aute, que mañana se manifiesta en el Alcalá Palace. Madrid, refugio de apátridas", dijo el sociólogo.

"En Madrid hay dos manifestaciones diarias. Todos claman por algo aquí menos tú, mi amor. Deja ya de perder el tiempo y brama de una vez", dijo la amante.

"Si me toca el Gordo, nada cambiará en mi vida, excepto la gordura", dijo un empírico.

"Te vas a enterar de lo que vale un peine", rugió el navajero. "Me importa un bledo. Soy calvo", dijo el cuitado.

"Vivir es estar contigo, pero sólo de vez en cuando, sin abrumar", dijo la esquiva.

Ella preguntó: "¿Es la vida un frenesí?". "Sí, mi amor, para qué nos vamos a engañar. Vente conmigo al huerto y te lo explicaré de una forma contundente, pero fugaz como la vida", contestó el mancebo.

"Uno de los valores más estables de la vida es la fugacidad", dijo el desesperado amable.

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