_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

A todo evento

No hay quien pueda, no hay quien pueda con esta Generalitat marinera. Francisco Camps se ha tirado de cabeza a la Copa del América, y se ha puesto a repartir amarres, lepantos, chubasqueros y puertos volantes, por toda la Comunidad: si por tierra esto no se apaña, lo de la Comunidad y su vertebración y toda esa murga, lo apañaremos por mar. Y ya están las instalaciones portuarias de Alicante en el bote. Tal vez la fórmula de la copa funcione a toda vela, y no se quede en lo de la lechera del cuento, pero sí que es seguro que la autonomía va a todo evento. A todo evento es, según la Academia de la Lengua, una locución adverbial que significa estar así, como en previsión de todo lo que pueda suceder. Y aquí, en esto como quiera que se defina, puede ocurrir lo más sorprendente: por ejemplo, que el AVE no pique hasta el 2010, tal sostiene Álvarez Cascos, a menos de que el presidente acepte el reto del secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, e invierta para que la alta velocidad llegue a tiempo de competir con los veleros de la copa. O dicho de otra manera: que los caudales que se volatilizan en Terra Mítica, según la oposición parlamentaria y la de la calle, que esa sí que puede ser letal, electoralmente hablando y cuando se desperece, se entiende, vayan a probar mejor suerte en ferrocarriles, lo que también es un alto riesgo, para la economía y el personal en tránsito.

Pero hay que estar a todo evento, que para eso dispone la Comunidad de un lujo asiático: la Secretaría de Eventos. Qué previsión la de esta presidencia y este Consell más formalmente democrático, más ilusionado con elaborar un centrismo, que no pudo ser cuando estos mimbres no pasaban ni de cesto para custodiarle un fondo de reptiles al encantador, y aún anda larvado de babas y ponzoñas, que no veas, para echarle antídotos y desinfectantes. A hilar fino, y a no desbaratarse ni a sufrir accesos de histeria, con el ejecutivo todavía nonato de los catalanes. Pero qué prisas. No abochornen a la Comunidad Valenciana, con aspavientos y grititos de vicetiple, que el modelo tripartito de los vecinos puede poner patas arriba el pernicioso turnismo y a las tentaciones absolutistas de las mayorías absolutas. Que el PP valenciano no se deje absorber por la fobia de hacer méritos que se gasta Zaplana para los ascensos, que anda el hombre portavoceando catástrofes, aojando a Pasqual Maragall, ilegalizando pactos y planteamientos, y anticipándole la mala hora a los socialistas catalanes. Este Gobierno del PP concibe la política como una batalla, y al adversario como un enemigo; y cuando no hay más delito que sus propios miedos y deseos, se los inventa y los expone acompañados de una ley implacablemente arbitraria. A este paso, a cada español se le va a endilgar la presunción de culpabilidad, por si acaso se malva en la urna, y que sea el guardia de la esquina quien, a ojo de buen cubero, decida cuándo delinque o cuándo simplemente conviene retirarle el carné de conducir. Esta democracia hay que sufrirla como si fuera un tejido que encoge más y más, hasta la asfixia, o hay que regenerarla sin demasiadas contemplaciones, de una vez por todas. Goteamos libertades por los depósitos constitucionales. Y eso resulta muy peligroso. Mientras, Camps a la copa; y Zaplana, al copón.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_