¡No me toquen el género!
La expresión "violencia de género", que está proliferando insistentemente en los medios de comunicación para referirse a la brutalidad en las relaciones de pareja, es una forma poco afortunada de calificar ese tipo de violencia ya que género es un concepto gramatical, no una condición biológica.
Tal vez se ha tratado de evitar el término sexual por considerarlo demasiado explícito, pero más acertado sería llamar a esa clase de comportamientos violencia doméstica puesto que se originan o producen en el ámbito familiar, aplicando este término, por extensión, a cualquier forma de relación de pareja, incluida la del "compañero sentimental", curiosamente así llamado cuando en ocasiones éste ejerce un trato vejatorio y agresivo, que puede culminar en un desenlace fatal, con lo que tampoco parece demasiado acertado el término, por confundir palizas con sentimentalismo.
Respetar la semántica es también una forma de evitar que la tergiversación del verdadero sentido de las palabras nos lleve a falsas interpretaciones. También, a veces, origen de muchas violencias.
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