Impecables

Repitiendo en el formato de actuar en un teatro de aforo medio, Los Secretos volvieron a agotar las entradas para tres conciertos -los otros dos serán los próximos lunes 15 y 22 en el mismo recinto- en los que sonaron buena cantidad de viejos éxitos del grupo y canciones nuevas de su último disco, Con cierto sentido. La novedad fue la inclusión de los 12 instrumentos de cuerda con los que han grabado algunas canciones, con lo que la tradicional cuadratura esquemática del modo Secretos de entender el pop cogió una profundidad francamente interesante.

En cuanto a las canciones, Álvaro Urquijo, Jesús Redondo y Ramón Arroyo hicieron una buena elección, combinando joyas tras la que siempre está presente la sombra del desaparecido Enrique -María, Amiga mala suerte, Ojos de gata o A tu lado- con otras en las que Álvaro empieza a manejarse con una soltura que hace pensar que Los Secretos han sido siempre una forma musical poliédrica en la que cabían varias piedras de toque a un tiempo.

Flanqueada su voz tímida y personal por la sabia guitarra de Ramón Arroyo y el piano de cola de Jesús Redondo, Los Secretos funcionaron como un reloj de precisión de simple diseño; no en vano son el grupo español que mejor ha sabido tender un puente musical entre Madrid y California. Si hubiera que escoger entre lo mejor, sería quizá la interpretación que Álvaro supo hacer de su canción compuesta a medias con Sabina: Por el bulevar de los sueños rotos. Como sugerencia, que eleven un poco a los músicos de cuerda, que quedan justo detrás del piano y no se les ve bien. Por lo demás, todo impecable.