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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El espíritu del 4 de diciembre

Hace más de 20 años, un 4 de diciembre, los andaluces exigieron una autonomía política igual a la de las llamadas "nacionalidades históricas" en la jerga política de la transición; una transición donde se pretendía consolidar las graves asimetrías seculares del territorio español. Pero Andalucía se echó a la calle, y dijo "no" a la discriminación propuesta por los partidos centralistas, convirtiéndose en sujeto activo de la historia. El poder andaluz pudo más que la Ley de Referéndum, diseñada para ahogar la voz del pueblo andaluz, y más que la propia Constitución, donde ya se encontraba impresa la discriminación política de Andalucía. El centralismo no tuvo más remedio que asumir la verde y blanca en su marketing electoral, pero poco más. La vampirización de los signos de identidad del andalucismo pasaba, además, por la eliminación del propio andalucismo -político e ideológico- que había resurgido por primera vez tras el asesinato de Blas Infante, y que fue el catalizador de la lucha del pueblo andaluz por su autonomía. Una autonomía que era la herramienta ideal para el desarrollo de Andalucía, en una España desigual donde esta tierra partía con todas las desventajas. Éste era el espíritu del 4 de diciembre. Pero la autonomía fue desactivada por el centralismo político, fue incapacitada para colocar a Andalucía en el lugar que le corresponde como región más grande y más poblada de España.

Sin embargo, la fe puesta un 4 de diciembre en la autonomía no desapareció nunca de la conciencia colectiva. Después de 20 años, los andaluces sabemos mejor que nunca que cualquier cambio, cualquier salto cualitativo de Andalucía hacia el futuro, depende sólo de nosotros. Aunque no baste con saberlo. El espíritu del 4 de diciembre estaba impregnado de acción, y fue en la calle y en las urnas donde se ganó la batalla. La verde, blanca y verde es el estandarte de la acción de Andalucía en la lucha por sus ideas y sus intereses legítimos. No un símbolo gastado y vacío de contenido por el uso bastardo que de él hagan sus enemigos.

Desde Andalucía Ahora queremos reivindicar el espíritu del 4 de diciembre, el espíritu de lucha del pueblo andaluz frente a la complacencia, el fatalismo o la resignación que quieren achacarnos a los andaluces para convencernos de que nada puede cambiar. Podemos y debemos cambiar Andalucía.

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