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La 'Y' vasca y los Pirineos

A lo largo de nuestra historia han existido caminos que han permitido superar la barrera pirenaica, evitando nuestro aislamiento político, cultural y económico de Europa. Hubo incluso un momento en el que parecía que iban a desaparecer para siempre.

Fue en 1985 cuando, con el objetivo de hacer efectiva la desaparición de todas las fronteras en Europa, Jacques Delors, entonces presidente de la Comisión Europea, estableció una política tendente a desarrollar una moderna red de enlaces de transporte, energía y telecomunicaciones a lo largo del territorio europeo que se denominaron Redes Transeuropeas (RTE). En vísperas de la llegada del Mercado Único en 1993, Delors entendió que una vez desaparecidas las fronteras políticas, las fronteras geográficas se convertían en el principal obstáculo para la libre circulación de personas, mercancías y trabajadores.

No hay carreteras suficientes para absorber el incremento exponencial del transporte
Las grandes infraestructuras europeas se han visto paralizadas por falta de financiación

Las Redes Transeuropeas de Transporte (RTE-T) tenían a su vez el objetivo de vertebrar a la Unión Europea mediante una red de comunicaciones que superase el esquema estatal centrado en la comunicación de la periferia con sus capitales y que marginaba los proyectos transfronterizos. ¿Cómo incrementar la cohesión entre las regiones más y menos prósperas, cómo reforzar el mercado único, la identidad europea, el sentimiento de pertenencia a un espacio común sin unas vías de comunicación de carácter europeo?

Consciente de la importancia de estos proyectos para el proceso de integración europea y para Euskadi, el Consejo Vasco del Movimiento Europeo organizó un seminario en el año 2001 dedicado a analizar los 14 proyectos de RTE-T aprobados por el Consejo Europeo de Essen en 1994, entre los que se encontraba el tren de alta velocidad Vitoria-Dax.

Nuestro objetivo con este seminario era impulsar el desarrollo de las RTE pues lo considerábamos esencial para avanzar en la creación de un modelo federal europeo, y profundizar en la cohesión y carácter democrático de la Unión.

De aquellos 14 proyectos aprobados en 1994 sólo se han finalizado tres: el aeropuerto de Malpensa en Milan, el puente de Oresund entre Dinamarca y Suecia y el tren entre Cork y Dublín. Las grandes obras de infraestructuras europeas se han visto paralizadas, en el mejor de los casos retrasadas, por la falta de financiación.

Sin embargo, el crecimiento impresionante del transporte en los últimos años hace imprescindible una renovación urgente de las saturadas vías de comunicación actuales con objeto de reactivar la economía europea e incrementar la competitividad, el crecimiento y el empleo. Las RTE-T recuperan así su carácter prioritario, y la Comisión Europea incluye en la "Nueva Iniciativa Europea para el Crecimiento" del pasado mes de noviembre una lista de proyectos de infraestructuras de desarrollo inmediato denominada Quick Start. Estos proyectos se beneficiarán de un incremento de la financiación pública y de facilidades para la inversión privada, con objeto de permitir a las débiles economías europeas, en especial la francesa y alemana, afrontar con éxito el gran reto de articular de forma efectiva el territorio de la Unión Europea sin incrementar aún más los déficits públicos.

Un éxito en el que no participaremos pues el proyecto de la Y vasca ha quedado excluido de esta lista de rápida puesta en marcha. En nuestra mirada a Europa volvemos a encontrarnos en el horizonte con el infranqueable perfil de los Pirineos y vemos difuminarse al mismo tiempo el proyecto capaz de agilizar nuestra movilidad interna, conectar nuestra economía exportadora a Europa y reducir las emisiones contaminantes al sustituir el transporte por carretera de pasajeros y mercancías por el ferrocarril.

Una exclusión que colapsará la economía y sociedad vasca en pocos años, pues no hay carreteras suficientes para absorber el incremento exponencial del transporte en los próximos años. A este respecto se puede anotar que, sólo para el tráfico de camiones, se espera un aumento del 50% para 2010 respecto a 1998. Por otro lado, los atascos que provoca el transporte por carretera tienen un coste externo, según evaluaciones de la Comisión, de un 0,5% del PIB de la UE. Una cantidad ingente de recursos perdida inútilmente en las cunetas europeas, y que es sólo ligeramente inferior a la que solicitan las ONGs para dedicar a la cooperación internacional.

La alternativa al previsible caos circulatorio no puede basarse en soluciones particulares y aisladas, sino en proyectos comunes y colectivos como la Y vasca que además de asegurar un enlace rápido entre los diferentes puntos del territorio para pasajeros y mercancías, promuevan el respeto al medioambiente y al paisaje tradicional, en el que se encuentran las raíces de nuestra diversidad cultural y lingüística.

El Arco atlántico, la suma de regiones que conjuntamente han impulsado el proyecto de conexión de alta velocidad entre los países del Sur de la UE, ve cortada su salida natural a Europa. Un nuevo chapapote que ennegrece aún más el futuro y la viabilidad económica de una región que, sin conexión de alta velocidad a Europa, desaparecerá del mapa económico europeo, imposibilitando la llegada de inversiones extranjeras y el desarrollo económico sostenible.

Teniendo en cuenta que próximamente se van a tomar decisiones estratégicas a nivel comunitario sobre la conexión de Euskadi a las RTE-T, el Consejo Vasco del Movimiento Europeo quisiera lanzar un mensaje a la sociedad vasca sobre la importancia de impulsar nuestra presencia en la red, sea de transporte, de telecomunicaciones o de energía para no quedar aislados de los centros de decisión políticos y económicos de la Unión. Fuera de la red el futuro no existe, sólo una vuelta traumática y acelerada a un pasado de dificultades e incomunicación, en el que seremos el pueblo que, como diría Voltaire, baila al pie de los Pirineos, pero al ritmo que marcan otros.

José María González Zorrilla es presidente del Consejo Vasco del Movimiento Europeo

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