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El pavo mediático

El golpe mediático del viaje relámpago del presidente George W. Bush a Bagdad para celebrar el Día de Acción de Gracias con las tropas allí destinadas pierde puntos día a día. El periódico The Washington Post informaba ayer que fuentes de la Casa Clanca habían reconocido el miércoles que el magnífico pavo que mostraba un Bush sonriente -rodeado de sorprendidos soldados y vestido con una cazadora de las fuerzas aéreas- no era "para comer", sino pura decoración. Los 600 soldados comieron en sus bandejas humeantes la comida de la cantina. Ya en su editorial del día 29 de noviembre el Post señalaba que la iniciativa presidencial se enmarcaba dentro de los grandes símbolos del teatro político y que esta visita, organizada en el más alto secreto, revelaba la verdadera situación que hay en Irak. "Que el presidente haya tenido que tomar un aparato camuflado, despegar y aterrizar en la más absoluta oscuridad y que no pudiera decir con antelación a los miembros de su familia que se disponía a viajar a Bagdad dice mucho sobre la seguridad en Irak", afirmaba. La imagen de pretendida seguridad y celebración familiar que ha dado la vuelta al mundo se va empañando por momentos.

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