El Deportivo sigue atascado
El equipo de Irureta rescata un punto ante un Valladolid en alza
Un empate, sólo eso. Ni siquiera un gol, porque el que se llevó lo hizo la defensa del Valladolid. El Deportivo salió de Zorrilla vivo de milagro pero añadió un dato más a su crisis de resultados en un partido en el que hizo tan poco por ganar que hasta su tanto fue obra de un rival en su propia puerta. Los cambios que introdujo Irureta en su equipo titular no sirvieron de casi nada. Sólo para constatar el ínfimo nivel de forma en el que se mueve Diego Tristán y lo esencial que resulta en este equipo Mauro Silva. El Valladolid sumó una jornada más sin perder, ya son siete, pero su nueva condición de equipo revelación le relajó y terminó rebajado a pelear por un empate que llegó casi de casualidad, pese a que por momentos estuvo muy por encima de su rival.
VALLADOLID 1 - DEPORTIVO 1
Valladolid: Bizarri; Torres Gómez, Julio César, Jonathan, Marcos; Jesús (Ricchetti, m. 52); Sales, Sousa (Caminero, m. 73) , Oscar, Zapata (Chema, m. 45); y Makukula.
Deportivo: Molina; Héctor, Andrade, César, Capdevilla; Duscher, Sergio; Scaloni, Valerón (Munitis, m. 70), Fran (Victor, m. 81); y Tristán (Luque, m. 73).
Goles: 0-1. M. 49. Centro de Hector que Jonathan introduce en la portería en su intento por despejar. 1-1. M. 65. Oscar cabecea un balón dividido que había peleado Makukula.
Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Oscar y Bizarri.
Unos 12000 espectadores en Zorriilla.
Al Deportivo le dolió desde el inicio la ausencia de Mauro Silva. Sin el brasileño, Valerón se quedó sin el amplio surtido de balones que normalmente recibe. Retrasó su posición, buscó más abajo pero tenía mucho campo que recorrer y lo único que alcanzó a terminar fue un disparo lejanísimo. Con todo, el gran perjudicado de la noche fue Tristán. El delantero sevillano volvía al equipo titular después de un mes y fue el más extraviado de todo el grupo de Irureta. Lento, desasistido y peleado con el mundo, sólo tuvo una opción de gol en un centro perfecto de Fran. Nada más en la peor versión de sí mismo.
Con tal escenario, el Valladolid se hizo muy pronto con un control casi absoluto sobre el partido. Fernando Vázquez no hizo caso de lo peligroso de su rival y regresó a su apuesta más ofensiva. Cambió los dos pivotes defensivos por dos medias puntas y el enredo que provocaron Óscar y Sousa entre los centrales deportivistas fue mayúsculo. Tanto fue el asedio que en sólo una parte el Valladolid llegó a tener hasta nueve saques de esquina de los que no obtuvo beneficio porque Makukula decidió hacer la guerra por su cuenta, y porque Molina acertó a salvar un remate a bocajarro de Jesús.
Todo cambió en cuanto se inició la segunda parte y Jonathan echó un borrón sobre su impecable actuación y en un intento de despeje cabeceó a la escuadra de Bizarri. El Valladolid se resquebrajó y el Deportivo comenzó a crecer. Irureta había ido metiendo oxígeno en su línea de creación y cada vez el Deportivo estaba más metido en el partido, pero el Valladolid tiene la fortuna de cara y cuando más había estropeado su expediente Makukula se dedicó a pelear, una vez más, en el área y el balón lo consiguió cabecear Óscar a la red.
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