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Columna
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De la Copa

Le llamé para decirle la noticia, lo de la Copa, pero a mi amiga le dio igual. ¿Acaso no te alegras de que Valencia sea la sede de la principal competición de vela del mundo?, insistí, y entonces ella estuvo más colaboradora y reconoció que era muy importante lo de la Copa del América, y de ahí ya pasamos a hablar de lo mucho que iba a mejorar la ciudad con su fachada marítima por fin arreglada, esa vergüenza actual, y yo le dije que el AVE seguramente llegaría a Valencia en el 2007, o al menos se acelerarán las obras, y además habrá una segunda pista en el aeropuerto de Manises, y mi amiga me dijo que sí, que las infraestructuras eran muy importantes, y recordó entonces que llevaba toda su vida escuchando hablar de obras y viendo como se construían, más tarde o más temprano, para que mejorase la ciudad, Valencia y todas, y siempre los trabajadores con sus cascos, y los ingenieros con sus planos, y los capitalistas con sus rendimientos, y la gente contenta de ir tan de prisa a tantos sitios, y las autopistas imprescindibles, y los trenes veloces, y todo era bien necesario, y aún harían falta más aviones, más barcos, más autobuses, más trenes y la autovía de Zaragoza, y un tercer carril en la A-7, y yo ya advertí que mi amiga se emocionaba, que se hacía de los más, de quienes contemplan con legítimo orgullo el trofeo de plata que fue acariciado por la reina Victoria en el remoto 1851, y sus repercusiones siglo y medio después en Valencia, que es tan poco británica ella, tan ibérica y latina, y entonces mi amiga me dio un corte cruel, me dijo que lo sentía mucho pero que estaba harta de esperar el futuro aunque quería lo mejor para Valencia, claro que sí, y todo eso porque ya sólo le interesaba el presente; sus lecturas y sus discos, sus escapadas a Barcelona, sus paseos por el cauce, sus amores y soledades, su vino de Oporto, y yo entonces arremetí, le dije que todos los políticos se habían unido por lo de la Cup, que eso era algo que significaba mucho, y ella me dijo que tenía sueño, que quería ir a dormir, y que le disculpara por eso, porque además era el mediodía.

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