Todo un arco iris
Hasta que la muerte os separe". En la España de Franco, que se autodefinía como católica, el matrimonio era para toda la vida. Si la relación se estropeaba, creyentes y no creyentes debían aguantarse, o, en caso de fundar otra familia, situarse al margen de la ley: los hijos de esta segunda familia eran considerados ilegítimos. La Constitución acabó con esa situación, anacrónica en la Europa del momento. El divorcio regresó a España de la mano del artículo 32.2: "La ley regulará las formas de matrimonio (...), las causas de separación y disolución y sus efectos". La igualdad de los hijos la estableció el artículo 39. "Los poderes públicos", señala, "aseguran la protección integral de los hijos, iguales éstos ante la ley con independencia de su filiación". El Código Civil hizo efectivos ambos preceptos en 1981.
ARTÍCULO 39, 1. Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia
En los primeros años ochenta, la cifra de solicitudes de separación o divorcio se situó en las 40.000. Luego ha ido creciendo hasta las 115.000 en 2002. Sobre los hijos nacidos fuera del matrimonio, las cifras son también elocuentes: en 1975 era uno de cada 50 y ahora es uno de cada cinco.
La familia tradicional, formada por una pareja bendecida por la Iglesia y "todos los hijos que Dios mande", es ya una reliquia. Lo que predomina en la vida real son familias con uno o unos pocos hijos, algunas de ellas reconstruidas a partir de enlaces anteriores. Proliferan también las parejas de hecho, del mismo o distinto sexo; las constituidas por hombres o mujeres solos que adoptan a uno o varios niños; las creadas por mujeres que prescinden de pareja y optan por la fecundación asistida.
Aclarar el concepto de familia no es un tema menor. Durante los años ochenta y noventa, defender las subvenciones familiares fue políticamente incorrecto: la familia seguía sonando a pilar del franquismo. España, como consecuencia, es el país de la UE que menos dedica a la ayuda familiar: el 0,5% del PIB, frente al 2,1% de media europea. Tan escaso apoyo ha dificultado a muchas mujeres conciliar su vida familiar con la laboral. Y la masiva incorporación femenina al mercado de trabajo (7,6 millones ahora, frente a cuatro millones en 1983) ha coincidido con el drástico descenso de la tasa de fecundidad, que ha pasado de 2,2 hijos en 1980 a 1,26 en 2002, entre las más bajas de Europa.
Después de años sin hablar del tema, la familia ha vuelto al primer plano del debate político.
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