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Una explosión de gas provoca la muerte de un hombre en Sabadell

El inquilino de la vivienda había manipulado la conducción del gas

Francisco Moreno, de 69 años, falleció ayer de madrugada en Sabadell como consecuencia de una explosión de gas, cuya conducción había manipulado momentos antes. Pese a la espectacularidad -la onda expansiva arrancó las ventanas del resto de las viviendas e incluso afectó a los coches que había aparcados en la calle-, no hubo que lamentar heridos. Hasta que los técnicos verifiquen los daños que el siniestro ha podido causar en la estructura del edificio, las 39 familias desalojadas no podrán volver a sus domicilios.

Francisco Moreno "manipuló voluntariamente" la conducción del gas, según reconoció la compañía Gas Natural. Desconectó la salida de gas natural de la cocina y la sustituyó por una manguera de agua que llevó hasta su dormitorio. Fue una "chapuza", según lo definió un bombero, que le costó la vida. Tras la explosión, del piso apenas quedó la estructura, además de un montón de escombros que dos grúas intentaban sacar ayer.

Según explicó un agente de la Policía Local de Sabadell, hacia las seis de la madrugada encontraron el cuerpo sin vida de Moreno, encogido en el suelo de su habitación. Nadie ha podido confirmar con qué objetivo este hombre de 69 años decidió alterar la conducción del gas.

Los bomberos tuvieron que desalojaron a todos los vecinos del inmueble afectado y del contiguo. En total 39 familias que no podrán regresar a sus domicilios hasta dentro de dos días, una vez que los técnicos municipales hayan revisado los desperfectos de las viviendas y comprobado si la estructura quedó afectada como consecuencia de la explosión.

La víctima vivía sola en el octavo primera del número 10 de la avenida de los Paraires desde hacía unos cuatro años. El pasado viernes los propietarios del piso le comunicaron que vencía el contrato y que no pensaban renovárselo.

Vecinos del bloque explicaron que la víctima apenas salía de casa. Vivía solo, casi nunca recibía visitas y sólo salía para realizar la compra. "Subía con el carro lleno a rebosar y después volvía a encerrarse", explica Josefina, que vive en el séptimo segunda.

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Solitario y conflictivo

Moreno, comentan sus vecinos, era un hombre bastante solitario y conflictivo, pues su "ejercicio preferido era correr de una habitación a otra y saltando. A veces, en verano, dormía con la ventana abierta de par en par y la radio encendida a todo volumen". Una vez, Francesc, el marido de Josefina, fue a quejarse. "Entreabrió la puerta, apenas se dejó ver y me dijo que lo sentía, que tomaba una pastilla y se iba a dormir", dice.

"Era muy educado y culto, creo que había sido profesor", añade este vecino. Pero nadie se relacionaba con él, la mayoría ni siquiera sabía cómo se llamaba. "Estaba solo, totalmente solo", concluye Josefina

Josefina, al igual que los otros inquilinos del inmueble, tuvo ayer un horrible despertar. "Primero fue la explosión, muy fuerte, tremenda, creí que se trataba de un terremoto porque tembló la cama. Después vinieron más detonaciones y una llamarada entró por la ventana del patio interior, la luz era roja, anaranjada, muy intensa", explica Josefina. "La onda expansiva arrancó las ventanas, incluso las baldosas", agrega. Hubo muchos gritos, sobre todo de una vecina que en aquel momento se encontraba en el balcón y que vio muy de cerca la explosión.

En pijama y algunos descalzos, los vecinos corrieron escaleras abajo y se cruzaron con los agentes de la Policía Local, que apenas tardó cinco minutos en llegar ya que en el momento del aviso había unas patrullas cerca.

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