A la pata coja y con uno menos
Saviola y Luis García ratifican la superioridad del Barcelona frente al Panionios en un partido sin picante
BARCELONA 2- PANIONIOS 0
Barcelona: Rüstü; Reiziger, Márquez, Mario, Òscar López; Xavi, Motta (Gerard, m. 77), Luis Enrique; Quaresma (Overmars, m.59), Saviola (Kluivert, m. 65) y Luis García.
Panionios: Drobny; Giuliano, Smiljanic, Giannopoulos, Giorgiopoulos; Pino, Raguel (Tziolis, m.71), Majewski, Kontis; Parodi; y Mantzios (Klimek, m. 36: Mitrou, m. 55).
Goles: 1-0. M. 33. Saviola pica la pelota por encima de la salida de Drobny.
2-0. M. 43. Xavi habilita a Luis García, quien sortea al portero y cruza a la red pese a la oposición de la zaga.
Árbitro: Claude Colombo. Francia. Expulsó a Luis Enrique por agredir a Raguel (m.25) y amonestó a Raguel, Kontis, Parodi.
25.300 espectadores en el Nou Camp. El Barcelona pasa a la siguiente ronda después de ganar también el partido de ida por 0-3.
Al Panionios, un equipo debilísimo, que condenó a Rüstü a una pulmonía, se le agotaron pronto las pilas. Perdió primero a su delantero Mantzios, por lesión, y, poco después, a Klimek, el ariete que le sustituyó. El Barça, sin embargo, tampoco estuvo para tirar cohetes, ahorró fuerzas, se relajó con el 5-0 global y se echó una larga siesta. Quizá tenía la mente ya en los 10 días (Valladolid, Málaga y Real Madrid) que le esperan. Los griegos llegaron a tener algo que ni en sueños debieron imaginar: contar con una mayor posesión de balón que el Barça. Pero ni así llevaron peligro al área de Rüstü. Rijkaard optó por dar entrada a Kluivert, Overmars y Gerard, tras su mes de lesión. El partido estaba finiquitado y la atención se centró más en el gol norte, donde están los pocos boixos que quedan, que sobre el césped. La policía retiró del estadio a algún aficionado y se reprodujo el diálogo cruzado entre los insultos de los radicales al presidente Joan Laporta y el abucheo hastiado del resto del público. Y algo más: no hubo ni una ocasión de gol en toda la segunda parte, pero la grada está cansada de según quién. Castigó con silbidos una buena jugada que inició Kluivert y que Overmars envió a las nubes.
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