Vivienda digna, vida indigna
El mercado inmobiliario se infla cada vez más y la presión de esta gran burbuja repercute negativamente en los salarios de los trabajadores así como en el bienestar social de los andaluces. Esta denuncia la venimos haciendo en los últimos años desde CC OO basándonos en datos constatados, aunque algunos nos tachen de alarmistas.
Y es que es para encender todas las alarmas el que la repercusión en el salario por la compra de una vivienda de 70 metros cuadrados sea de 4,2 veces el Salario Mínimo Interprofesional y que el endeudamiento medio de las familias sea de 20 años. Se está condenando a los trabajadores a hipotecar sus salarios casi de por vida. Mientras que los sueldos han aumentado en los últimos cinco años un 15%, los precios de las viviendas lo han hecho en más del 200% en los últimos seis años. Y aún nos llaman alarmistas.
Alguien tiene que responder de estos desequilibrios que ponen en jaque las economías familiares y enriquecen a los especuladores. Desde este sindicato estamos dispuestos a buscar soluciones. Nosotros ya hemos hecho los deberes y a continuación van algunas de nuestras propuestas.
La primera dirigida al IV Plan de la Vivienda de la Junta de Andalucía 2003-2007. En él reconocemos aspectos muy positivos como la creación del parque de viviendas protegidas o la obligatoriedad de reservar el 30% del suelo urbano de los municipios para las VPO. Son iniciativas que, sobre el papel, saludamos pero que vislumbramos de difícil cumplimiento a tenor de los presupuestos andaluces recién presentados. Las cuentas no nos salen porque el incremento presupuestario previsto no es suficiente para abarcar lo que ya se gestionaba anteriormente más las novedades recogidas en el IV Plan.
A nuestro entender existen dos problemas fundamentales que abordar urgentemente: el suelo y el trasvase de inversiones a la vivienda, que antes iban a parar por ejemplo a la Bolsa. Es mentira que el suelo sea escaso y tampoco dicen la verdad aquellos que justifican el alza de los precios por esa inexistente escasez. Lo que sí repercute en la salida al mercado de suelo es la falta de intervención y claridad desde la administración autonómica para evitar que sea motivo de especulación. Un dato: el tiempo medio de transformación de suelo urbano en urbanizado es de 10 años. Este intervalo conlleva una revalorización del suelo y, lógicamente, su repercusión en el precio final de la vivienda. Aunque existe opacidad, lo que sí sabemos es que la repercusión del suelo en el precio de la vivienda final oscila entre el 24% y el 30%. Corresponde a las administraciones establecer los mecanismos de control de la puesta en el mercado de los suelos.
Por otro lado, la gran inestabilidad de la Bolsa convierte la inversión en "ladrillos" en refugio seguro. ¡Claro que todo se vende!, pero ¿realmente hacen falta tantas viviendas como se construyen?, porque nada más en Andalucía existen más de 500.000 viviendas vacías. Añadamos a esto el desarrollo desaforado del litoral andaluz con la pasividad de la administración. Somos la comunidad con mayor porcentaje de segundas viviendas de toda España.
Pero, ¿y las de alquiler? Toda apuesta en políticas de viviendas en alquiler es falsa si no va acompañada por políticas fiscales que favorezcan este tipo de viviendas. Siguen siendo en España y Andalucía la hermana pobre: el precio del alquiler es igual o superior a las cuotas de las hipotecas, no tienen desgravaciones fiscales ni subvenciones, etc... Esta realidad nos hace pensar que alguien tiene interés por que el alquiler no sea una posible solución al problema de la vivienda; aún cuando existe demanda debido al cambio del mercado de trabajo, más flexible y en el que la movilidad geográfica es ineludible. La comparación con Europa es irrisoria: el 42,5% de viviendas europeas están alquiladas frente al raquítico 11,2% español. Es cierto que el IV Plan recoge medidas para fomentar el acceso al alquiler, pero deberían completarse con otras, fiscales y de subvenciones, que saquen al mercado las viviendas vacías para su alquiler.
Llevamos años denunciando que, a la vez que despoblamos los cascos históricos, duplicamos gastos en la creación de las nuevas zonas residenciales, con todas sus infraestructuras y equipamientos. Afortunadamente no clamamos solos en el desierto; ya empiezan a denunciar organismos como el FMI o el Banco Europeo. Sin embargo, se nos contesta que todo es así "porque los españoles podemos" y "porque todo se vende".
Pues CC OO de Andalucía no se resigna y seguirá denunciando que la carga que los andaluces soportan por tener una vivienda es exageradamente pesada; que, aunque la Constitución reconoce y ampara el derecho de los españoles a tener una vivienda digna, este derecho no puede basarse en personas y familias hipotecadas hasta las cejas durante toda su vida. Una vivienda digna no puede significar una vida indigna.
Juana Mancilla Caro es secretaria de Servicios de CC OO de Andalucía
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