Valencia amarra la fórmula 1 de la vela
La ciudad mediterránea, sede en 2007 de la legendaria regata, nacida en 1851 y que por primera vez surcará aguas europeas
Los pronósticos se cumplieron. Valencia acogerá en 2007 la regata Copa del América, la competición de vela más antigua de cuantas se celebran. La American Cup Management (ACM), la compañía que representa los intereses del barco suizo Alinghi, vigente campeón, desveló ayer en Ginebra el gran misterio: la sede de la 32ª edición de la legendaria prueba, que incluye la Copa Louis Vuitton, el torneo previo que enfrenta a todos los desafiantes por el derecho a disputar al velero helvético la simbólica jarra de plata, el trofeo que recibe el ganador. La ACM se ha decantado por la candidatura española en detrimento de la portuguesa de Lisboa, la francesa de Marsella y la italiana de Nápoles, las otras aspirantes finalistas.
Las obras en el puerto costarán 300 millones de euros y se prevé un beneficio de 1.500
Por primera vez desde 1851, cuando la goleta América se impuso a una flota de barcos británica en la isla de Wight, cerca del canal de la Mancha, la regata más prestigiosa se disputará en aguas europeas. La victoria del Alinghi sobre el New Zealand en Auckland (Nueva Zelanda), el pasado marzo, alimentó el sueño de un buen número de ciudades del Viejo Continente, que se apresuraron a presentar su candidatura para acoger la llamada fórmula 1 del mar.
Según el reglamento, la elección del escenario corresponde al último vencedor, en este caso el Alinghi, cuyo dueño es el multimillonario helvético de origen italiano Ernesto Bertarelli. Y como el barco suizo pertenece a un país sin mar, el abanico se abrió: la ACM, compañía que tiene los derechos de la prueba, recibió más de 60 solicitudes. Tras varios cortes, sólo quedaron las tres citadas y Valencia.
En la elección de la ciudad española han tenido un gran peso las condiciones climatológicas de la zona, excelentes para la navegación, como apuntó ayer Michel Bonnefous, el presidente de la ACM: "El régimen de vientos es excepcional. Según los datos de un estudio que encargamos, sólo se registró un día no navegable en el periodo estival. El viento es regular y fiable".
Valencia tiene ante sí un reto mayúsculo. Para empezar, las autoridades locales deben acondicionar su puerto a las necesidades y exigencias de los participantes. El coste de las obras asciende a unos 300 millones de euros, que serían aportados por los poderes públicos: el Gobierno central, la Generalitat y el Ayuntamiento.
El proyecto incluye la construcción de un nuevo canal de 80 metros de ancho y 800 de largo que comunicará la dársena interior con el mar. Así, el trayecto de las embarcaciones desde sus bases hasta el campo de regatas se cubrirá en apenas unos minutos. Además, parte del área industrial portuaria se convertirá en una zona turística con toda clase de servicios.
Las negociaciones de las diversas candidaturas con la ACM han estado marcadas por las exigencias de esta compañía, cuyos responsables tendrán un trato preferencial en la explotación de las instalaciones adyacentes al puerto valenciano. El consorcio que impulsa la opción española, en el que están representadas todas las instituciones públicas, tendrá que hacer frente al pago de 60 millones de euros, cantidad que pidió la ACM a todas las aspirantes a ser sede. Es un canon ineludible que la sociedad helvética destinará al diseño y la construcción del nuevo Alinghi.
El impacto económico de la competición superará, en todo caso, la inversión realizada. Las previsiones apuntan a que generará unos beneficios de 1.500 millones de euros por los 600 que dejó en Auckland (Nueva Zelanda), así como a la creación de unos 10.000 empleos en los próximos tres años y la visita de millones de personas.
La Copa del América es la cumbre la de la vela, la más emblemática. Tradicionalmente, ha sido una pugna tecnológica entre naciones con una abrumadora superioridad de las embarcaciones norteamericanas, imbatibles desde 1851 hasta 1983, cuando un velero australiano, el Australia II, les arrebató la victoria. Posteriormente, sólo la han ganado dos países más: Nueva Zelanda, en 1995 y 2000, y Suiza, este año.
Hasta 1992, cuando un barco italiano, Il Moro de Venezia, disputó sin éxito la Copa, la regata fue un asunto dirimido entre países anglosajones: norteamericanos contra británicos, irlandeses, australianos o neozelandeses. Por eso, el triunfo del Alinghi supuso todo un acontecimiento sin parangón en la historia de la secular prueba. Por primera vez, un velero de un país sin mar, tripulado, eso sí, por navegantes neozelandeses contratados a golpe de talonario, era el campeón.
"La repercusión de la regata contribuirá a la proyección internacional de Valencia. Vamos a estar en el mapa todo el tiempo", afirmó ayer, desde Ginebra, José Salinas, el director ejecutivo de la candidatura; "lo magnífico es que se trata de un evento que se prolongará por cuatro años y que no dura sólo 15 días".
En cuanto Pierre-Yves Fimernich, el presidente de la Sociedad Náutica de Ginebra, a la que pertenece el Alinghi, desveló la sede de la próxima edición, un estallido de júbilo se produjo en el Ayuntamiento de Valencia. "Vamos a hacer la mejor Copa del América de la historia", lanzó una eufórica Rita Barberá, la alcaldesa.
Mientras tanto, el empresario Patrick Monteiro, el principal impulsor de la baza lusitana, insistía en que la bahía de Cascais ofrece "el mejor campo de regatas". "Sólo pierden los que no compiten", aseveró, a su vez, José Luis Arnaut, el ministro de Deportes portugués.
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