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Historia de varios fracasos y una gran victoria

Lastrada por la escasa talla de sus instalaciones deportivas, Valencia ha fracasado en sus sucesivos intentos de acoger las competiciones internacionales de mayor rango, teniendo que conformarse con campeonatos de escasa entidad. La Copa del América de vela compensa los fracasos anteriores en las sucesivas candidaturas a los Juegos del Mediterráneo de 1987 y 1991, a la Universiada, a Euronews o a la capitalidad cultural. Proyectos que encallaron uno tras otro, con independencia de quien los propusiera. La decisión tomada ayer en Ginebre también alivia la frustración de los dirigentes populares, cuyas intenciones de que la ciudad albergue un acontecimiento de primer nivel -un Mundial de atletismo al aire libre, por ejemplo- han topado con la realidad: la falta de un recinto que cumpla las exigencias de las autoridades deportivas internacionales.

La construcción de un estadio provisto de anillo olímpico con capacidad para sesenta o setenta mil espectadores es una de las asignaturas pendientes de las instituciones públicas valencianas. Todos los proyectos propuestos hasta ahora se han almacenado por causas diversas. En 1996, el arquitecto Juan José Murria, ex presidente del Levante UD, presentó su plan, consistente en convertir el Nou Estadi (ahora llamado Ciutat de València) en un estadio olímpico con capacidad para 28.000 espectadores. El presupuesto de la obra rondaba los 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas). La intención de los directivos levantinistas era que el campo pasara a ser de propiedad municipal, pero el proyecto se aparcó.

Los dos últimos campeonatos de carácter continental que ha acogido Valencia -los Europeos de atletismo bajo techo (1998) y natación de invierno (2000)- se celebraron en el velódromo Luis Puig, cuyas instalaciones fueron adaptadas en ambos casos a las necesidades de ambos deportes. Sin embargo, el velódromo, construido en 1992, nunca ha ofrecido las suficientes garantías para albergar una competición de más calibre. Sus limitaciones han frenado cualquier tipo de iniciativa de los dirigentes deportivos valencianos.

El escenario ya existe

Para la vela, en cambio, el escenario ya existe: el mar. La entidad de la Copa del América ha sido suficiente reclamo para todos los organismos oficiales, desde el gobierno central hasta las autoridades locales, que prevén un desembolso millonario para adaptar el Puerto de Valencia a las exigencias de la competición. El compromiso de todos los poderes públicos con la candidatura ha sido total. La administración central transmitió su apoyo en cuanto las otras aspirantes españolas, Cádiz, Sanxenxo, Barcelona y Palma, fueron descartadas por la America's Cup Management, la empresa que tiene los derechos del torneo y, por lo tanto, la encargada de fijar la sede de la edición de 2007, que desde ayer se sabe que se disputará en Valencia.

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