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Reportaje:TENIS | La final de la Copa Davis

Cuestión de cinco milímetros

Recelo español ante el progresivo corte de la hierba de la pista Rod Laver para hacerla más rápida

Las puertas de la pista Rod Laver, de hierba, en Flinders Park, se abrieron ayer para ser escenario del primer entrenamiento del equipo español y el australiano que, a partir de la madrugada española del próximo viernes, disputarán la final de la Copa Davis, el trono mundial del tenis. Pero las compuertas del techo se cerraron por la mañana porque llovió un poco y el cielo seguía amenazante.

El primer simulacro en el lugar en el que van a desarrollarse los hechos, el asalto de España a su segunda ensaladera -la ganó en 2000 tras haberla perdido en 1965 y 1967- trajo como conclusión que la cancha central es más lenta que las preparatorias del estadio Kooyong, a unos pocos kilómetros de distancia.

Arrese: "Si el cambio [del césped] fuera brutal, nos quejaríamos ante la Federación Internacional"
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"Es lenta", diagnosticó Juan Carlos Ferrero, el número uno,mientras que Carlos Moyà, el dos, a su lado, le secundaba. A su vez, sus propios rivales, que se había ejercitado en ella con antelación, lo confirmaron. Pero John Fitzgerald, su capitán, avisó: "Será mucho más rápida".

Esto último es lo que más conviene a los intereses del conjunto australiano. Tanto Lleyton Hewitt como Mark Philippoussis, que disputarán los partidos individuales, necesitan dar velocidad al juego para no perder el control de los puntos. Si su saque perdiese efectividad y la bola se pudiera jugar, las posibilidades del español creceráin en proporción geométrica. Sin embargo, hay métodos para evitar que eso ocurra. El césped será cortado de forma escalonada, a razón de un milímetro cada día, hasta que se llegue a un mínimo de cinco milímetros. Más bajo, imposible.

"Si el cambio fuera muy brutal, presentaríamos una queja ante la Federación Internacional", advirtió Jordi Arrese, que ayer se erigió en el portavoz del denominado G-3, el grupo de capitanes españoles que completan Juan Avendaño y Josep Perlas. "No obstante", matizó, "no creo que eso ocurra. Entre otras razones, porque es una hierba muy densa y, aunque la corten, nunca llegará a ser tan rápida como la de Wimbledon". Ajenos a sus comentarios, dos operarios, a los mandos de una máquina cortadora y una apisonadora, procedían a realizar el primer raspado.

"La verdad es que el césped estaba perfecto en esta ocasión", prosiguió Ferrero; "he tenido muy buenas sensaciones. En realidad, la adaptación a la hierba ha sido más rápida de lo que me esperaba porque estas pistas permiten jugar desde el fondo. Me siento cómodo".

Por su parte, Moyà recordó que esta cancha le trae muy buenos recuerdos porque fue en ella en la que en 1997 disputó su primera final de un torneo del Grand Slam, el Open de Australia: "Siempre me causa sensaciones agradables. Aquí empezó todo. Y espero que esta nueva final también acabe bien para nosotros. La principal dificultad es que esta vez, a diferencia de la de Barcelona hace tres años, se juega sobre hierba y que, si no eres [el estadounidense André] Agassi, debes cambiar la mentalidad y atacar más en la red. He visto jugar a Hewitt unos minutos y sé que saldrá más motivado que nunca. Y Philippoussis ya sabemos de lo que es capaz. Será difícil porque hay que ganar tres puntos a un equipo que tiene un campeón y un subcampeón de Wimbledon".

Mientras en el entrenamiento de los españoles se vivió un ambiente relajado y los jugadores y los entrenadores se hicieron bromas constantes, la sesión de los australianos destiló cierta tensión. Hewitt lanzó varias veces la raqueta contra la hierba, con rabia, al incurrir en bastantes más errores de los previsibles en un tenista de su nivel. Jugó un partido contra Philippoussis y, eso sí, aunque la pista estaba lenta, la velocidad de sus saques, sus restos y sus peloteos fue muy superior a la de los españoles.

"Ellos nos dan como favoritos", alegó Fitzgerald después, "pero tienen dos campeones de Roland Garros y uno del Masters que, además, ha ganado a Sampras [Pete, norteamericano] en la hierba. No creo que haya otro equipo más compacto que España".

"La estrategia", adujo Ferrero, que llegó a Melbourne con una incipiente sinusitis, "para por que ganemos un punto en la jornada inicial. Y estoy convencido de que lo haremos". El G-3 confía en que sea el suyo frente a Hewitt, circunstancial dos australiano.

Hasta el comienzo del duelo, España seguirá combinando su preparación en Kooyong y en la pista Rod Laver. "No hay tiempo para aburrirse", apuntó Feliciano López, componente del doble junto a Àlex Corretja, que ayer no se entrenó por unas leves molestias en el cuello; "cuando hay un ratito libre, jugamos al mus o con las vídeoconsolas. Estás tan roto que no te apetece salir del hotel".

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