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Crónica:FÚTBOL | Duodécima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Zidane rescata a un pésimo Madrid

El francés da la victoria a su equipo en los últimos minutos frente a un honorable Albacete

Santiago Segurola

El cuadro clínico del Madrid es bastante sospechoso a día de hoy. Confirmó sus malos síntomas frente al Albacete, uno de esos equipos que hacen el máximo aprovechamiento de los mínimos recursos. Jugó bien en Chamartín, para sorpresa de la parroquia, que asiste a un profundo cambio en el fútbol español. Es raro ver en el campo del Madrid a equipos groseros, de corte estrictamente defensivo, sin nada que decir con la pelota. Ahora llega el Albacete y le da un curso al Madrid en aspectos impensables. Por ejemplo, en el manejo del balón a través de largas circulaciones. Esto, que parecía patrimonio exclusivo de un par de equipos españoles, se ha convertido en moneda común en la Liga. El Madrid pasó un mal rato, manifestó numerosos defectos y ganó a última hora con un cabezazo de Zidane.

REAL MADRID 2 - ALBACETE 1

Real Madrid: Casillas; Salgado, Pavón (Helguera, m. 46), Raúl Bravo, Solari; Figo, Beckham, Borja, Zidane (Cambiasso, m. 87); Raúl y Portillo (Ronaldo, m. 63).

Albacete: Roa; Montiel, Pablo, Unai, Peña; Iván Díaz, Viaud, Parri (Pablo Redondo, m. 81), Delporte; Pacheco (Álvaro, m. 59) y Aranda (Mikel, m. 68).

Goles: 1-0. M. 38. Impresionante tiro de Beckham desde 25 metros que entra por la escuadra derecha de la portería.

1-1. M. 39. Buena jugada de Aranda, que entrega la pelota a Parri, cuyo zurdazo de volea sorprende a Casillas y se cuela pegado al palo izquierdo.

2-1. M. 80. Ronaldo conecta con Solari, cuyo centro lo remata de cabeza Zidane.

Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Raúl Bravo, Salgado y Aranda.

Unos 73.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu.

El fútbol es muy gráfico para esto de la jerarquía. Dos cositas de Ronaldo dieron la vuelta al calcetín
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Por meritorio que fuera el juego del Albacete, no fue suficiente para levantar un peñazo de partido. El Madrid no opuso nada al ritmo moroso de su rival, que terminó estragado de tantos pases. Como plan de juego fue irreprochable, aunque le faltó contundencia. Aquel fútbol tan articulado murió al borde del área, porque la idea no pasaba tanto por ganarle al Madrid como por matarle de aburrimiento. El Albacete estuvo a punto de conseguirlo. Sin la garantía de un sistema de recuperación de la pelota, el Madrid persiguió sin ningún entusiasmo a su adversario, que nunca cambió de ritmo. Sólo se permitió un fogonazo en el estupendo gol de Parri, tras una buena jugada de Aranda, un chico de la cantera madridista que se gana bien el pan en Primera División. Con su velocidad y un excelente uso del cuerpo para proteger el balón, Aranda dio bastantes problemas a la defensa del Madrid en la primera parte. En la jugada del gol vio y encontró a Parri, que subió la nota de la jugada con una imparable volea de zurda.

El tanto devolvió el partido a su primer escenario, el del empate. Un minuto antes del remate de Parri había marcado Beckham con un tiro imponente. Cruzó un remate de derecha a izquierda que fue buscando el ángulo como si le debieran dinero. Fue una hermosa mezcla de precisión y violencia, muy celebrada por el público, que está entregado al inglés. Beckham no jugó particularmente bien ni mal, pero ese tiro y un indisimulado vigor para interceptar la pelota le valieron las ovaciones de la hinchada. Beckham tiene un problema, sin embargo. Cuanto más acosa a sus rivales menos se ve la colaboración de sus compañeros. Asisten impávidos a las enérgicas acciones del futbolista inglés y no le ayudan ni a tiros. Digamos que es el antisistema defensivo.

El Madrid jugó con la mínima intensidad posible. Sus dos delanteros, Raúl y Portillo, sólo remataron en una ocasión. Lo normal es que la defensa del Albacete les dejara en fuera de juego. Está claro que el equipo manchego tiene la firma del entrenador por todas partes, tanto en el aspecto defensivo como en el juego de ataque. El Madrid, no. La mano del entrenador se ve poco. Es un equipo que funciona por la inspiración de sus figuras. Esta vez había menos que de costumbre. Roberto Carlos está lesionado y Ronaldo se quedó en el banco durante la primera parte. Durante una hora se midió a los pavones. Jugaban Pavón, Raúl Bravo, Portillo y Borja, que entró como medio centro. Ni tuvo su mejor día, ni se encontró con el partido más apetecible. El desinterés presidió el juego del Madrid durante la mayor parte del encuentro.

Portillo también salió mal parado de las comparaciones. Fuera de un remate que Roa detuvo con el pecho, el delantero madridista no tocó la pelota. Cuando el partido se empezó a poner feo para su equipo, Portillo le dejó el puesto a Ronaldo. El fútbol es muy gráfico para esto de la jerarquía. Dos cositas de Ronaldo dieron la vuelta al calcetín. El Albacete, que estaba en la gloria en medio de la modorra, comenzó a agitarse. No encontraba respuesta a la velocidad del brasileño. Tampoco la encontraba para detener a Zidane, el mejor del Madrid en el segundo tiempo. Remató más que nadie, jugó mejor que todos y marcó el gol de la victoria. Fue un buen remate que no encontró la oposición de Roa, envejecido hasta el punto de reaccionar tarde y mal a casi todos los remates que le exigieron un poco de agilidad. Al hombre le crujen las bielas, pero el Madrid no se dio cuenta. Remató muy poco. De juego, no hubo nada. Uno de esos partidos, en fin, que sólo le sirven para hacer caja con los puntos.

Roa atrapa la pelota y choca con Raúl.
Roa atrapa la pelota y choca con Raúl.ULY MARTÍN

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