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Crónica:FÚTBOL | Duodécima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

La disciplina de Osasuna rompe la racha casera del Málaga

En un partido digno del olvido, Osasuna salió insatisfecho por el punto obtenido frente a un Málaga que vio interrumpida así su escalada hacia los puestos europeos. Tras tres victorias consecutivas en La Rosaleda, el conjunto de Juande Ramos sufrió un frenazo en sus aspiraciones ante un rival que, a base de orden y presión, amoldó el choque a su medida y dejó al rival reducido al papel de mero comparsa de su, por otra parte, plomiza actuación.

A razón de una falta cada dos minutos (42 faltas en total; 20 del Málaga por 22 de Osasuna) ¿transcurrió? un encuentro en el que el Málaga ofreció una imagen que distó bastante de la que ilusionó en las últimas seis jornadas. Obcecado durante gran parte del partido en conducir su ataque por el centro, el Málaga se topó una y otra vez con la pegajosa presión de los ordenados hombres de Aguirre.

MÁLAGA 0 - OSASUNA 0

Málaga: Calatayud; Josemi, Litos, Fernando Sanz (Insúa, m. 81), Valcarce; Gerardo (Manu, m. 69), Romero, Miguel Ángel, Duda; Edgar y Salva.

Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cruchaga, Josetxo, Antonio López; Valdo, Puñal, Muñoz, Pinheiro (Gorka García, m. 76); Bakayoko y Aloisi (Palacios, m. 80).

Árbitro: González Vázquez. Amonestó a Puñal y Fernando Sanz.

Unos 23.000 espectadores en La Rosaleda.

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Con su centro del campo quebrado y Osasuna marcando el ritmo a base de faltas, el equipo malaguista optó por explotar las bandas pero sin acierto, dado que el perfecto orden de los jugadores navarros frustró la mayoría de las jugadas de peligro que logró elaborar antes del descanso.

Aprendida la lección de los soporíferos primeros 45 minutos, el Málaga regresó con las ideas más claras y el empuje que se echó en falta durante el primer acto. Gerardo protagonizó dos internadas que hicieron temblar a Sanzol, inseguro en cuanto hubo de abandonar el resguardo del larguero. Pero, sin duda, la ocasión más clara la tuvo Miguel Ángel cuando atrapó un balón suelto en la frontal que al revolverse envió alto.

La recuperación del Málaga, que gozó de sendas ocasiones más a cargo de Edgar y Salva, inquietó a Osasuna, que se centró en devolver el partido a su cauce, esto es, controlarlo mediante continuas infracciones y aprovechar la rapidez en ataque de Valdo y Bakayoko, quien a punto estuvo de adelantar a su equipo con un fuerte disparo raso que Calatayud despejó sin saber aún cómo.

Con el partido abierto y el Málaga volcado alocadamente al ataque tras la entrada de Insúa, Osasuna encontró todavía más facilidades para cercar con peligro el área de Calatayud. La rapidez en el repliegue de los jugadores de Aguirre les hizo dueños del final de un encuentro que se hizo eterno para los aficionados y hasta para los jugadores malaguistas.

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