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Entrevista:Mariano Rajoy | Secretario general del Partido Popular

"Mi programa electoral mantendrá las líneas sustanciales en los grandes temas de gobierno"

Pregunta. En Cataluña se ha producido la paradoja de que el PP ha mejorado su resultado, pero ha pasado a ser una fuerza política irrelevante.

Respuesta. Nosotros hemos hecho un planteamiento coherente con lo que llevamos diciendo desde hace mucho tiempo en España y en Cataluña. No creíamos que fuera bueno -porque no vemos que haya necesidad, ni consenso, ni razón de oportunidad política para ello- proceder a plantear reformas estatutarias. Dijimos que el gran objetivo nacional, y, por tanto, el gran objetivo en Cataluña, debía ser aproximarnos cada vez más a los niveles de renta media de la Unión Europea e intentar llegar al pleno empleo. A partir de ahí se ha producido un suceso que, en nuestra opinión, no ha sido bueno: los partidos que tradicionalmente han recibido más votos en Cataluña, CiU y PSC, han descuidado mucho la moderación. CiU ha pactado durante muchos años tanto con el partido socialista como con el Partido Popular, y ha hecho aportaciones muy positivas a la gobernabilidad en España, pero, al final, el mensaje que dieron a los electores fue que existía una cierta insatisfacción y que era preciso mayor autogobierno, reformar el Estatuto, plantear el derecho de autodeterminación, etcétera. Lo mismo le ha ocurrido al partido socialista. Eso, en mi opinión, hizo que buena parte de la campaña girara en torno a las propuestas rupturistas de Esquerra Republicana de Catalunya, y, al final, entre la copia y el original, se corre el riesgo de que la gente prefiera el original.

"Pueden hacerse muchas cosas en la vida: aliarse con el PSC en Cataluña y con el PP en Madrid"
"Podemos hablar, pero no veo cuál sería el objetivo final de la reforma del Senado"
"Soy partidario de que la Constitución europea recoja una mención al cristianismo"
"Habrá cuerda para bajar el IRPF mientras consigamos generar crecimiento y empleo"
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"El artículo 155 de la Constitución está redactado con una suficiente amplitud"
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"Mi mujer sabe que no es lo mismo ser la mujer de Rajoy que la del presidente del Gobierno"

P. El resultado ha sido un Parlamento en el que todos menos el PP defienden la reforma del Estatuto.

R. Haría dos precisiones. Es verdad que algunos son partidarios de una reforma estatutaria, pero el modelo de Estado que proponen unos y otros no tiene mucho que ver entre sí. ERC quiere un Estado libre asociado como primer paso hacia la independencia. De hecho, durante la noche electoral hizo un elogio muy claro y contundente del plan Ibarretxe. CiU quiere una reforma muy amplia, pero dice que cabe en la Constitución, aunque de hecho introduce el derecho de autodeterminación; el partido socialista defiende otra reforma distinta, e Izquierda Unida dice que está dispuesta a apoyar lo que resulte por mayoría. Son cuatro planteamientos muy distintos. Creo que se debe tener en cuenta además otro factor muy significativo, y es que en Cataluña no sólo se vota en las elecciones autonómicas. Los partidos tienen que tener en cuenta también cuál es el resultado de las elecciones generales. Debo recordar que, hoy por hoy -ya veremos lo que ocurre en el futuro-, el PP tiene 12 escaños de Cataluña en el grupo parlamentario nacional y que ERC tiene uno.

P. Pero, por mucho que a usted no le parezca oportuno, el resultado indica que el 80% de la población catalana ha votado a favor de partidos que sí creen oportuno abrir el proceso de reforma.

R. Insisto en que yo no creo que hayan votado a favor de la reforma del Estatuto. Sinceramente, no lo creo. Y además, vuelvo a lo que he dicho antes: hay cuatro posibles reformas del Estatuto planteadas por los partidos, y, para que prospere una, requiere la mayoría de dos tercios del Parlamento catalán, es decir, 90 votos. No puedo pensar que el PSC esté dispuesto a apoyar ni el Estatuto que ha planteado Esquerra ni uno en el que se recoja el ejercicio de la autodeterminación, porque entonces no estaríamos hablando del partido socialista que todos conocemos. En cualquier caso, les aseguro que yo trabajaré cuanto esté en mi mano para que en España no lleguemos a situaciones imposibles.

P. ¿No cabe una reforma del Estatuto dentro de la Constitución?

R. Desde el punto de vista teórico, cabe una reforma del Estatuto dentro de la Constitución. Lo que pasa es que las reformas que se están planteando por algunos no están dentro de la Constitución, y, por otra parte, insisto en que esto requiere un cierto sosiego, consenso, necesidad y oportunidad. Y creo que no es bueno que se abran reformas de los estatutos ahora.

P. El propio Manuel Fraga mantiene que es necesario sentarse a hablar de la reforma de la Constitución.

R. Fraga no ha planteado ninguna reforma del Estatuto de Galicia. Simplemente, con ocasión del 25º aniversario de la Constitución, está haciendo reflexiones como otras muchas personas. La Constitución ha funcionado muy bien en España, y está muy bien pensada, porque preveía incluso el proceso de integración a las instituciones europeas. Sólo ha requerido una reforma muy parcial para el voto de los ciudadanos comunitarios en las elecciones municipales, ni siquiera un referéndum.

P. Es evidente que cuando se modeló la Constitución, hace 25 años, se creó una Cámara territorial para unas comunidades autónomas todavía inexistentes y que con los años han adquirido personalidad y competencias. Al mismo tiempo, la integración europea hace que Bruselas decida muchas cosas cuyas competencias están transferidas a las autonomías. ¿No hay una disfunción entre la Constitución y la realidad política?

R. La reforma del Senado es algo de lo que se lleva hablando desde tiempo inmemorial. Nosotros lo llevamos en su día, como es sabido, en nuestro programa electoral. Pero el problema es que, hasta ahora, nadie ha planteado una reforma del Senado que suponga avanzar, mejorar su eficacia. Conozco muy bien estos temas, porque los llevo trabajando desde hace muchos años. Comprendamos que cambiar un sistema electoral es cuando menos discutible. Lo bueno que tiene este sistema electoral es que es pactado, y eso ya es un dato muy positivo. Yo estoy dispuesto a hablar de este asunto, pero no veo cuál es el objetivo de la reforma y en qué se mejoraría con respecto a la situación anterior. Y me parece que los demás tampoco lo tienen claro.

P. Para formar Gobierno, CiU necesita el apoyo de Esquerra o del PSC. En cualquiera de los casos, ¿se aleja del PP?

R. Convergència i Unió es el partido que tiene más escaños en Cataluña y, por tanto, tiene derecho a intentar formar Gobierno. Yo diría tres cosas que me gustaría que tuvieran en cuenta. Primero, que no olviden que ellos han votado, han apoyado y se han movido en el ámbito de la Constitución y del Estatuto, y que eso ha sido bueno para Cataluña desde el punto de vista del autogobierno, el mayor de la historia, y desde el punto de vista de la prosperidad económica. En segundo lugar, es importante señalar que CiU ha apostado siempre por intervenir en la política española y por favorecer la gobernabilidad; lo ha hecho con los que han gobernado, tanto con el PSOE como con el PP. Y en tercer lugar, que no sería bueno para los intereses que defiende CiU que se cerrase ningún tipo de puertas de cara al futuro. A partir de ahí, pues ya veremos.

P. ¿Se puede ser aliado del PSC en Cataluña y del PP en Madrid?

R. Se pueden hacer muchas cosas en esta vida. Yo recuerdo que el PNV fue aliado del PSOE en el Gobierno vasco y al mismo tiempo tenía sus acuerdos con el PP en Madrid. Se pueden hacer muchas cosas. Lo importante es que uno tenga claro lo que quiere. Yo, si fuera CiU, tendría claro que no me cerraría ninguna puerta.

P. Usted ha dicho que una función esencial de un Gobierno es evitar situaciones límite...

R. Sin duda las situaciones límite son muy malas.

P. La realidad es que hoy, tras siete años de gestión del PP, desde el punto de vista de la cohesión territorial, en lugar de alejarnos, nos acercamos a una situación límite.

R. El problema es determinar cuáles son las causas de lo que ha pasado. Es evidente que, en el caso del País Vasco, en las primeras etapas de los ochenta y noventa, el PNV fue coherente con el apoyo decidido que dio al Estatuto de Gernika. Pero todos sabemos que en el año 1998, después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, de la posición clara en contra de ETA y de lo que estaban diciendo y haciendo muchos ciudadanos, el PNV decidió hacer un acuerdo, el de Estella, donde pactó con ETA. Eso dio lugar a que el partido socialista vasco rompiera con el PNV y a que el Partido Popular también rompiera con el PNV. Es decir, no fuimos ni el PSOE ni el PP los que eso hicimos.

P. ¿Se puede parar el plan Ibarretxe solamente mediante recursos ante los tribunales?

R. Distinguiría dos planos distintos. Uno, digamos estrictamente jurídico, y otro, político. Desde el punto de vista jurídico, hay algo obvio: que todo el mundo está obligado a defender la ley y que el primero es el Gobierno. Esto es una democracia, un Estado de derecho, las leyes están para cumplirlas y, si no se cumplen, los tribunales tienen que actuar. Y, si alguien tiene un plus de obligatoriedad a la hora de cumplirlas, es precisamente quien está en las instituciones. Por tanto, el Gobierno no puede abdicar de sus responsabilidades. Éste es el planteamiento desde el punto de vista jurídico, y es bueno que lo sepan los dirigentes del PNV. Un planteamiento distinto es el político. En mi opinión, en este momento es necesario un cambio político en el País Vasco. Yo, sinceramente, lo creo. Desde el punto de vista democrático, este planteamiento es intachable, y me resulta sorprendente oír a veces que algunos se quejan diciendo "es que nos quieren echar del Gobierno". No conozco ningún país democrático donde la oposición no quiera hacerlo. A partir de ahí, en lo que debemos trabajar es en construir una alternativa, y para eso hay que tener finura, inteligencia y un poco de suerte.

P. ¿Es partidario de acudir a las próximas elecciones vascas con listas conjuntas PP-PSOE?

R. Soy partidario de que todos los partidos, y todos los grupos sociales y políticos que crean que el Estatuto de Gernika, votado mayoritariamente por los vascos, es un buen marco, se entiendan tras un proceso de reflexión. Exactamente igual que lo que le he dicho en el tema de las reformas estatutarias. Pero éstos no son asuntos para salir hablando por la radio.

P. ¿Qué pasa si el Parlamento vasco decide discutir el plan Ibarretxe pese a que el Tribunal Constitucional haya admitido su impugnación?

R. La ejecución de las sentencias compete a los tribunales. Y la ley está para cumplirla.

P. ¿Cree que es necesario desarrollar el artículo 155 de la Constitución?

R. El artículo 155 ha sido aprobado por todos los que refrendaron la Constitución en su día y, por tanto, forma parte de nuestro acervo jurídico. Pero, como otros artículos que hay en nuestra Constitución y en otras muchas constituciones, lo ideal sería que nunca tuviera que utilizarse.

P. ¿Pero exige un desarrollo legislativo?

R. Sobre eso hay muchas opiniones desde el punto de vista jurídico, y yo hago política, no hago Derecho en estos momentos. Por tanto, esto tendrán que determinarlo en su día, pero es un artículo que está redactado para situaciones excepcionales, y está redactado con la suficiente amplitud, al criterio de muchos.

P. La tragedia de la patera de Rota ha vuelto a poner sobre la mesa el tema de la inmigración irregular. ¿Realmente tenemos los medios adecuados para dar asistencia humanitaria a quienes se acercan en condiciones precarias a nuestras costas?

R. Tenemos muchos medios. Ahora, si usted me pregunta si tenemos todos los medios adecuados, ésa siempre es una interrogante, en cualquier faceta en la que las administraciones públicas tengan que desarrollar una función. Este tema es absolutamente dramático, se mire desde donde se mire. Yo he dicho, y mantengo, que el problema más importante al que se va a enfrentar la UE en los próximos años es el de la inmigración, y que ese problema requiere una política europea común. Tenemos que acercar posiciones en materia de visados, en el tema de policía y de fronteras, pero, sobre todo, la UE tiene que desarrollar una política exterior dirigida a estos países, haciendo una apuesta por ayudarles, por generar mejores condiciones de vida. Para mí, éste es uno de los temas capitales.

P. ¿La introducción en la enseñanza de la religión con valor curricular es compatible con la separación entre la Iglesia y el Estado que establece la Constitución?

R. Sí, y además está en el acuerdo con la Santa Sede, y además, la religión no es obligatoria. Hay una alternativa, y tal y como está diseñada, es muy positiva para los alumnos. Creo que es un factor cultural muy importante y que sin conocer el hecho religioso es más complicado entender la historia española y la universal y, desde luego, la Historia del Arte. Por tanto, creo que es un planteamiento equilibrado el que la gente pueda optar y que es una asignatura que aporta mucho a la formación de las personas y que en absoluto está en contradicción con la Constitución.

P. ¿Es partidario de que la Constitución europea incluya una mención al cristianismo?

R. El planteamiento no es hacer una Constitución cristiana, no es eso de lo que se trata. De hecho, uno de los países candidatos a la adhesión a la UE es Turquía, que es islamista. Lo que se está debatiendo en estos momentos es incluir una mención al cristianismo. Algunos plantean que se incluya también el judaísmo. Pues, hombre, en cierta manera se trata sólo de recoger un hecho objetivo: el cristianismo está detrás de muchos de los valores que han sido clásicos de los países que conforman la UE y de hecho hay muchos países y muchos partidos que están a favor de su inclusión.

P. ¿Pero usted es partidario o no?

R. Yo soy partidario de que se incluya.

P. ¿Cree que el mundo es hoy más seguro de lo que era hace un año? Se supone que la guerra de Irak tenía como objetivo combatir el terrorismo y mejorar la seguridad internacional. ¿Estamos en una situación de mayor seguridad?

R. Creo que se están dando pasos en la buena dirección. Hubo una división, conocida, en la comunidad internacional, pero desde entonces se han dado pasos en la buena dirección, y, de hecho, en Naciones Unidas se trata ahora de mirar hacia adelante y de conseguir que, con la mayor velocidad posible, en Irak haya elecciones, haya un Gobierno que pueda andar solo, que ya tenga su ejército y sus fuerzas de seguridad. Y en eso tenemos que ayudar.

P. Aunque no le guste volver hacia atrás, no queda más remedio que constatar que las armas de destrucción masiva en Irak siguen sin aparecer.

R. Si me permite, yo también voy a volver hacia atrás: los 40.000 kurdos que murieron con armas químicas, según datos que aporta todo el mundo...

P. Eso fue hace muchos años...

R. En el año 1995 y 1996 los yernos de Sadam Husein que se escaparon de Irak dijeron que sus cargos incluían responsabilidad sobre cierto tipo de armas de destrucción masiva. Pero no sé qué sentido tiene darle vueltas a todo esto. ¿Alguna vez dijo el Consejo de Seguridad que no había armas de destrucción masiva en Irak? Todas sus resoluciones exigieron a Sadam Husein que procediera a la destrucción de esas armas, que dijera dónde estaban o cómo las había destruido.

P. En sus primeras manifestaciones después de ser elegido como candidato, dijo que no era un político acomplejado y que no necesitaba mantener diferencias con respecto a su predecesor. ¿Se puede presentar a las elecciones sólo con un programa de continuidad?

R. Yo fui elegido candidato del PP después de estar siete años largos formando parte de un Gobierno, cuatro de ellos como vicepresidente y otros tantos ocupando carteras de cierta importancia. Parece razonable que comparta las posiciones en los grandes temas de este Gobierno y que no plantee cambios sustanciales en la lucha antiterrorista, ni en el modelo de Estado, ni en una política económica que he defendido como portavoz y que ha sido positiva para los intereses de España. Quiero decir que, en lo sustancial, de dos o tres grandes políticas, yo creo que no hay que hacer cambios. Me estaría engañando y sería un irresponsable si los planteara con el único objetivo de hacer las cosas distintas. Es evidente que yo presentaré un programa electoral en el que estas grandes ideas no cambiarán con respecto a lo que yo vengo haciendo, viviendo, votando y ayudando a construir. Pero también es verdad que España es un país que ha ido avanzando y que yo creo que hay políticas en las que se puede avanzar más. En las políticas económicas, por ejemplo, se producen nuevos acontecimientos, y podemos tener ahora mayores ambiciones que las que teníamos en 1996 y en 2000. En este momento, España ya puede plantearse como objetivo terminar esta década con un nivel de renta como el de la UE. Y creo que podremos también estar en una situación técnica de pleno empleo. Pero las bases, en los temas esenciales, yo creo que están ya puestas.

P. Afirma que una de sus primeras decisiones, caso de ser elegido, será retomar la reforma del mercado de trabajo, pero ése fue uno de los temas en que hace poco ustedes mismos dieron marcha atrás.

R. La historia me demuestra algunas cosas. Una, que las reformas laborales pactadas son mejores que las no pactadas. Otra, que los interlocutores sociales, empresarios y sindicatos, actúan en España con responsabilidad. Otra, que si el objetivo es 10 y mediante acuerdo se puede llegar a 8, pues las cosas pueden ir a mejor y tenemos posibilidades de hablar, de negociar, de dialogar y de seguir dando pasos.

P. También ha anunciado una bajada del IRPF manteniendo el equilibrio presupuestario. ¿Hasta cuándo habrá cuerda para seguir bajando el IRPF?

R. Habrá cuerda mientras sigamos siendo capaces de generar crecimiento económico y empleo. Hoy cotizan a la Seguridad Social, en comparación con 1996, cuatro millones y medio más de personas. Mientras sigamos así, habrá margen. Uno de los objetivos básicos es aumentar la población activa ocupada en España. Durante prácticamente 20 años, con momentos mejores y peores, nos movimos en torno a una población activa ocupada de unos 12,5 millones. Ahora estamos en los 17. Aún no es suficiente, y hay que avanzar en el empleo juvenil y en el empleo de las mujeres. Pero, mientras seamos capaces de aumentar la población activa ocupada, podemos tener un nivel de impuestos razonable y un nivel de protección social alto. Y una de las políticas indicadas para lograr que se vaya generando empleo y que aumente la población activa ocupada es tener precisamente una presión fiscal razonable, tanto para los particulares como para las empresas. Nosotros creemos que en este momento hay margen y lo hemos estudiado para bajarlo en la próxima legislatura.

P. El Fondo Monetario Internacional acaba de advertir al Gobierno sobre los riesgos de la continua subida del precio de la vivienda.

R. Lo más importante que dice el FMI es que considera que la valoración general de la economía española a lo largo de estos últimos años es positiva. En cuanto a la vivienda, creo que se ha producido fundamentalmente lo siguiente. Primero, hay cuatro millones de empleados más. Segundo, sobre todo en determinadas zonas, una compra importante de viviendas se hace por parte de ciudadanos comunitarios que tienen un mayor nivel adquisitivo y que, por razones de calidad de vida, vienen a España. Tercero, muchas de las personas que vienen de fuera, las que conocemos como inmigrantes, también apuestan por comprar una vivienda. Y, finalmente, los tipos de interés son buenos en comparación con etapas anteriores y además con facilidades de pago de hasta 30 años. Luego, en España hay una cierta tradición de vivir en propiedad. En estos momentos, un 81% de personas viven en España en propiedad. Todos estos datos son muy importantes. Las mayores dificultades las tienen sobre todo los jóvenes que quieren acceder a viviendas. Creo que ahí hay que hacer un esfuerzo. Se han dado algunos pasos para mejorar la situación del alquiler y probablemente habrá que dar otros en materia de seguridad jurídica del arrendador. Habremos de hacer un esfuerzo para liberalizar el mayor suelo posible, y es posible que haya que crear una nueva figura, distinta de la vivienda que conocemos actualmente como protegida, a la que sólo pueden acceder las personas cuyo salario no exceda en cinco veces al mínimo interprofesional. No tiene solución fácil, pero vamos a aplicarnos en los próximos años.

P. ¿Garantizará su programa que no se va a cambiar el tratamiento fiscal de la vivienda?

R. No lo tenemos planteado en este momento.

P. Uno de los mandatos constitucionales incumplidos a lo largo de estos 25 años es la obligación de los medios públicos de responder a criterios de pluralismo, objetividad, etcétera. ¿Tiene pensado algún cambio en la legislación sobre la televisión pública?

R. Uno de los temas clásicos de la democracia son las reglas del juego. La Constitución, los estatutos, la Ley Electoral, el funcionamiento de los medios públicos de comunicación, ésas son reglas de juego. Son temas de los que habrá que hablar en el futuro: de los medios públicos de comunicación que dependan de la Administración central del Estado y también de los que dependan de las administraciones territoriales. Piense que ahora tenemos la televisión digital terrestre, la televisión local, las comunidades autónomas que tienen la posibilidad de adjudicar muchas televisiones locales digitales. España es el país del mundo con más televisiones y radios públicas, y creo que es verdad que hay que hacer una reflexión sobre ese tema. A mí me gustaría llegar a un acuerdo en la próxima legislatura. Además, tenemos que hacer un plan a varios años vista para Televisión Española, porque hay cosas que no se hacen en media hora y existe un problema de deudas ciertamente muy importante y un problema de déficit que se convierte en deuda, que no es ciertamente banal.

P. ¿Son necesarias dos televisiones estatales?

R. Es necesario, primero, tener la determinación para abordar este tema, que yo la tengo. Segundo, tener voluntad de intentar llegar a un acuerdo mayoritario, y tercero, tener voluntad de hacer las cosas de la mejor manera posible. Yo en este momento no estoy en condiciones de decir si es bueno que haya una o que haya dos.

P. Al director general de RTVE lo nombra y destituye el Gobierno. ¿Va a seguir siendo así si llega a la Presidencia del Gobierno?

R. Creo que es una de las cosas sobre las que podemos hablar todos y que las reglas del juego deben ser iguales para todos.

P. Si gana las elecciones, ¿hasta qué punto piensa mantener los equipos?

R. Soy candidato a la Presidencia del Gobierno y seré presidente, si quieren los españoles, en una situación que es distinta a otras. Muchas veces los presidentes de Gobierno, aquí y en otros países, se presentan a las elecciones y las pierden, y eso da lugar a que una buena parte de sus colaboradores cambien también de situación. De hecho, en el PSOE se supone que los colaboradores clásicos de González no están llamados a tener un papel muy relevante en el nuevo partido socialista, ¿no? Eso ha pasado siempre. Pero yo soy una persona que ha formado parte de un equipo de una misma generación, no en el sentido de un grupo de edad, sino de proyecto político. Quien era el líder hasta este momento dice que se va voluntariamente y deja a otra persona del mismo equipo. Lógicamente, yo contaré con personas de mi generación, pero también abriré el paso a otras que tienen muchas ganas y que también tienen su cierta experiencia. Conformaré mis equipos de acuerdo con esos criterios.

P. ¿Tiene alguna idea de por qué le eligió Aznar?

R. Se lo pregunté y tuve con él una reflexión conjunta larga. Me dijo que eso era lo mejor, en su opinión, para los intereses generales de España.

P. ¿Esa reflexión fue anterior o posterior a que se hiciera público su nombramiento?

R. De ninguna manera fue posterior. Fue anterior. Yo no hubiera aceptado si no creyera que eso era bueno para los intereses generales de España. Puede parecer una declaración grandilocuente, pero le ruego que me lo crea.

P. ¿Su programa es su talante?

R. No, mi programa es mi programa. En las líneas generales refleja lo que he dicho antes y procurará adelantarse siempre a los acontecimientos. Aplicaremos políticas similares a las que hemos aplicado a lo largo de estos años, pero tenemos que profundizarlas. A partir de ahí, yo creo que en esto del talante hay un poco de literatura. Cada uno es como es, yo soy como soy, y lo que no voy a hacer es ser una cosa distinta.

P. ¿Va a dirigir su propia campaña electoral?

R. No lo tengo decidido.

P. ¿Es partidario de que haya reuniones periódicas entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición? ¿Y entre el presidente del Gobierno y los presidentes de la comunidades autónomas?

R. No hay que poner una regla coactiva. En ocasiones puede ser bueno que haya reuniones con el jefe de la oposición y con los presidentes de las comunidades autónomas, y en otras, no. Yo creo que, normalmente, por hablar no se pierde nada, pero hablar requiere sin duda que se den las condiciones, la lealtad y una actitud positiva por parte de todos los que vayan a hablar.

P. ¿Va a participar su mujer en su campaña electoral?

R. No. Mi mujer no hace campaña electoral. Me acompañará a lo que le apetezca, pero mi mujer no se dedica a la política, según dice ella, vamos.

P. Si usted gana las elecciones, será difícil que pueda mantener un perfil tan bajo como hasta ahora.

R. Yo creo, primero, que mi mujer va a hacer lo que estime oportuno y conveniente. Comprenderá usted que yo, a estas alturas de mi vida y de la suya, no le voy a decir lo que tiene que hacer. Pero sí, es evidente que he hablado con mi mujer de este asunto, de ser candidato a la Presidencia del Gobierno, y sabe que no es lo mismo ser la mujer del presidente del Gobierno que la mujer de Mariano Rajoy, un particular que se dedica a sus cosas. Ella no quiere dedicarse a la actividad política, según me ha dicho, pero cumplirá sus funciones de la mejor manera que sepa y pueda.

P. ¿Le preocupa educar a un niño pequeño en La Moncloa?

R. No es el mejor sitio, y probablemente habrá que hacer un esfuerzo suplementario, porque eso es un tema capital, lo que más me preocupa en esta vida. Tiene gracia, esto te lo cuentan, pero sólo te das cuenta de verdad cuando se produce.

P. ¿Usted diría que el presidente del Gobierno, José María Aznar, es amigo íntimo suyo?

R. Esto de la definición de amigo íntimo... A Aznar lo conozco desde los años ochenta, pero la relación directa la tengo desde los noventa, cuando me nombró vicesecretario general del PP. A partir de ahí, qué quiere que le diga, a mí Aznar me dio una oportunidad política y yo creo haber respondido. Si a alguien le das una oportunidad y no responde, pues que usted lo pase bien. Yo le agradezco la oportunidad y que luego me haya nombrado ministro, porque nadie tiene derecho a esto. Aznar me ha dado muchas oportunidades, y yo, insisto, creo haber respondido. He opinado siempre lo que me ha parecido oportuno y conveniente, tengan la absoluta seguridad. Como es natural, en algunas ocasiones me ha hecho caso y en otras ocasiones no me lo ha hecho. Yo creo que ha sido un buen presidente, y que ha sido capaz de construir, con las bases que había, que eran importantes, una gran fuerza política como hoy es el Partido Popular. Habrá tenido defectos, porque no conozco a nadie que no los tenga, y yo he tenido muchas conversaciones con él que son conversaciones de amigos, y que evidentemente no se las contaré a nadie.

P. Si le pudiera pedir un favor a Aznar ¿qué le pediría?

R. Pues, la verdad, no tengo... quizás que me ayudara cuando fuera necesario. Pero no hace falta que se lo pida.

Mariano Rajoy Brey, en su despacho de la calle de Génova (Madrid).
Mariano Rajoy Brey, en su despacho de la calle de Génova (Madrid).RICARDO GUTIÉRREZ
Mariano Rajoy, en la azotea de la sede central del Partido Popular.
Mariano Rajoy, en la azotea de la sede central del Partido Popular.RICARDO GUTIÉRREZ

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