_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Inteligencia

La política valenciana no se encuentra en sus mejores momentos. Se ha consentido situaciones no recomendables en el transcurso de un período excesivamente largo. En el panorama interno la política valenciana exige una acción regeneradora que acompañe las ideas positivas, con una adecuada administración. Si el déficit es contraproducente, lo es a todos los niveles, pero con ese pretexto no se puede paralizar el funcionamiento del país donde las sinergias pueden ser más fecundas.

La política española tiene su expectativa puesta en la cita electoral de marzo de 2004, cuando se decidirá la gobernabilidad en todo el Estado para los próximos cuatro años. Varios acontecimientos van a condicionar los comicios de la próxima primavera. Dos tienen que ver con la esfera internacional: la ampliación de la Unión Europea a 25 países miembro entre claras discrepancias que afectan al bloque franco alemán e Italia. Estos países respaldan la condescendencia con el déficit presupuestario que rompe el pacto de estabilidad. La Unión Europea vive una seria crisis de cohesión ante las negativas sueca y británica a participar en la plena integración en las políticas comunitarias. Si sumamos esta reticencia al cisma producido por el apoyo a la guerra de Irak, el eje franco alemán se reafirma. La crisis iraquí amenaza la estabilidad europea y mundial, en la medida en que no se le ve una salida. Las consecuencias pueden afectar a la estabilidad política española y repercute en la Unión Europea.

Dentro de las fronteras españolas, País Vasco y Cataluña plantean serias incógnitas que se reflejan en el conjunto de España. La deriva que tome el fenómeno vasco está provocando una situación límite que podría llegar a reforzar al Partido Nacionalista Vasco y al resto de fuerzas políticas vascas soberanistas. El desenlace de la reacción ocasionada por el plan Ibarretxe podría dar lugar a elecciones anticipadas e influirán en los resultados de las generales de marzo.

El acontecimiento inmediato que va a conmocionar la trayectoria política española es la convocatoria electoral catalana, que dejará de manifiesto la voluntad mayoritaria de los votantes con referencia a un dilema crucial: se opta por la conveniencia de que el partido que controle la Generalitat de Cataluña pueda coincidir con el que manda en España o se prefiere una coalición de partidos con el marchamo nacionalista en la que Convergencia i Unió tendría un marcado protagonismo.

Mientras tanto, ¿cuál es el balance para la autonomía valenciana? Cualquiera de las dos opciones con probabilidades en Cataluña, no parece ser halagüeña para cultivar las relaciones institucionales entre catalanes y valencianos. El tema vasco es muy posible que complique la evolución del entramado nacionalista valenciano, aunque cabe la eclosión de una plataforma coaligada que aflore la necesidad de una opción valenciana moderada y capaz de contrapesar las diferencias entre PSOE y PP. Últimamente estamos asistiendo a una proliferación de posicionamientos autoritarios, intransigentes e intolerantes con respecto a los temas lingüísticos y culturales que reflejan la inconsistencia de determinados argumentos, si no se hacen prevalecer por la fuerza. Palo y tente tieso, una vez más.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_