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La R-2 modifica la señalización de sus accesos después de que decenas de conductores se amotinaran en un peaje

F. Javier Barroso

La dirección de la primera autopista de peaje de la región, la radial 2 (Madrid-Guadalajara), ha tenido que rectificar y mejorar la señalización de entrada a esta vía, después de que decenas de conductores se amotinaran el pasado domingo en el peaje de entrada de esta vía desde la M-40. Los afectados se colaron de forma involuntaria en el primer peaje de esta vía y allí permanecieron hasta que llegó la Guardia Civil y les invitó a que pagaran los 1,5 euros que cuesta llegar hasta la desviación de la carretera de Barcelona (N-II).

Según una escueta nota difundida ayer por la dirección de la R-2, la empresa concesionaria, Henarsa, "está procediendo a una mejora de la señalización adecuándola a una eficaz explotación después de la observación de su funcionamiento tras su puesta en servicio".

Dichas mejoras se acometieron en la madrugada de ayer en el punto que mayor confusión: los conductores que se dirigen hacia la M-40 sur procedentes de la autovía de Burgos (N-I). Henarsa afirmó que se ha cambiado las marcas viales de los carriles que conducen a la autopista de peaje. Y es que a la altura del kilómetro siete de la M-40, el carril central se convierte en el acceso de la R-2, lo que provoca reacciones precipitadas de los conductores que en muchos casos y debido a la densidad del tráfico no pueden evitar el entrar a la autopista de peaje.

Estos hechos se produjeron después de que decenas de conductores se vieran atrapados el pasado domingo en el peaje de entrada junto a la M-40. Los afectados solicitaron que les dejaran salir de ese embudo sin necesidad de pagar. Para ello bastaría el haber retirado los pivotes de separación entre los dos sentidos, pero los responsables de la radial se negaron. Argumentaron que la competencia era del Ministerio de Fomento y que, lógicamente, no podían localizar a nadie un domingo por la tarde.

Al final tuvo que acudir una patrulla de la Guardia Civil que mantuvo una acolarada discusión con los conductores, a los que conminó a abonar los 1,5 euros que cuesta el peaje mínimo. Muchos de los afectados solicitaron hojas de reclamaciones, que no obtuvieron, ya que, según dijeron los empleados del peaje, se les habían acabado y no podían reponerlas hasta el día siguiente. Al final, el problema se solucionó sobre las 22.15, cuando los últimos automovilistas que entraron de forma errónea en la autopista de peaje depusieron su actitud y pagaron la cantidad estipulada.

La R-2 costó 450 millones de euros y nació para absorber el 30% de los 100.000 vehículos que usan diariamente la N-II.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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