Mas afirma que la Esquerra histórica no pactaría "con el PSOE"

El tridente de CiU se empleó anoche a fondo en Girona para recuperar el voto más nacionalista. Empezó el candidato, Artur Mas, duro, quien apeló a los presidentes históricos de Esquerra Republicana (ERC) para echar en cara a los actuales dirigentes del partido independentista un hipotético pacto "con el PSOE" tras las elecciones del 16-N: "No me imagino al presidente Companys, al presidente Macià, al presidente Tarradellas o al presidente Barrera planteándose esa posibilidad", afirmó entre grandes aplausos.

En Girona, CiU teme sufrir una sangría de apoyos hacia ERC a causa de los acuerdos a que ha llegado la federación nacionalista con el PP, tanto en Cataluña como en Madrid. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, pidió también el voto a los socialistas "que quieren que en Cataluña haya un estatuto de verdad".

Mas no empleó anoche el verbo traicionar, que sí utilizó el domingo en el mitin central de campaña en Barcelona; pero sí dijo que ERC está a punto de "no ser fiel a sus valores, sus principios, sus ideales", por "entregar" la presidencia de la Generalitat a "un partido español como el PSOE". Algo, aseguró, que no hará CiU. No lo pudo decir más claro: "Ante lo que se pueden plantear los dirigentes actuales de ERC, nosotros tenemos que decir con toda firmeza que CiU no servirá jamás para que en Cataluña haya un presidente que dependa de Madrid". Y el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran, insistió: "Nosotros no entregaremos el Gobierno de Cataluña a una fuerza atada pies y manos a un partido de obediencia estatal".

Mas inició el mitin pasadas las 8.30 horas -para entrar en directo en TV-3-, luego cedió la palabra al cabeza de lista por Girona, Pere Macias; a Duran, y al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y más tarde retomó su discurso. No hubo reparto de papeles: todos los dirigentes nacionalistas que tomaron ayer la palabra emplearon toda su artillería verbal en el intento, como recordó Mas, de "obtener una victoria indiscutible" en las elecciones autonómicas y evitar "que algunos tengan la tentación de llegar a hacer una combinación que no permita a CiU seguir en el Gobierno de Cataluña a pesar de ganar, de tener dos o tres diputados más".

Duran siguió el ataque a ERC y calificó de "error de cálculo" el hecho de que el partido independentista no votara con CiU la última investidura de Pujol como presidente de la Generalitat: "Pensaban que no seríamos capaces de asegurar la continuidad, pensaron que nos desgastaríamos durante estos años y que después podrían pasar el rastrillo. Pues se han equivocado", proclamó. Y apeló al candidato de ERC, Josep Lluís Carod, a que rompa la equidistancia entre el PSC y CiU que tanto molesta a los nacionalistas: "Cuando llega la hora de las elecciones, la equidistancia no funciona porque la gente quiere saber para qué servirán sus votos".

Y en una referencia que se interpretó que iba dirigida al ex secretario general de Convergència Democràtica Pere Esteve, añadió: "Yo no me he vendido por una presidencia o por un ministerio. Carod tiene gente cerca que se ha vendido mucho más barato".

Pujol comparó la situación en que se llega a las elecciones del domingo con la de las de 1980, que los nacionalistas ganaron contra pronóstico. A juicio de Pujol, si en 1980 ganó CiU al PSC fue porque "a la hora de la verdad" los electores más nacionalistas votaron de forma "pragmática".

Por la mañana, en Blanes, Mas propuso la promulgación de una nueva ley que blinde zonas del litoral catalán que no sean urbanizables para evitar "que los ayuntamientos puedan tener un día la tentación de acabarlos urbanizando", con el fin de atraer así "turismo de calidad". Una medida mucho más efectiva, según el candidato de la federación nacionalista, que la aplicación de una ecotasa, que no se plantea. La razón, la hipotética pérdida de competitividad que a su juicio sufriría la industria turística catalana.