Vuelve el mejor Riquelme
Dos goles del argentino dan al Villarreal una clara ventaja ante el Torpedo
Resurgió Riquelme, el de la Bombonera. Sí, el del Boca, el que se cosía el esférico a la bota y hacía bailar a sus compañeros y se atrevía a lanzar a gol. Aquel Riquelme de no hace tanto apareció en El Madrigal y regaló la victoria a su equipo ante un Torpedo de Moscú inocente y conformista. Con paciencia y buena letra, sin alardes y escasos sobresaltos, el Villarreal dio un gran paso para saltar a la siguiente ronda.
El Torpedo mostró los dientes nada más iniciarse el choque. Semshov hizo intervenir a Reina recién terminado el calentamiento, en el primer minuto, en una de las típicas concesiones con que obsequia el Villarreal a sus rivales. Con el susto aún en el cuerpo, llegó la lesión fortuita de Roger. Vaya contratiempo. Más acentuado en el caso de los amarillos, justitos de efectivos como andan. Floro tuvo claro el cambió. No había más donde elegir. Quique Álvarez, recién salido de una lesión muscular, entró en el tapiz sin calentar, no había tiempo. No era un recambio natural lo que produjo un efecto dominó. Cuatro cambios de posición de una tacada. Quique Álvarez se ubicó en el centro de la defensa. Coloccini se adelantó al centro del campo, al igual que Belletti, retrasándose Pere Martí al lateral. Por último, Guayre, se cambió a la banda izquierda. Ventajas de ser polifacético.
VILLARREAL 2 - TORPEDO 0
Villarreal: Reina; Belletti, Ballesteros, Coloccini (Arzo, m.81), Arruabarrena; Pere Martí, Josico; Guayre, Riquelme (Xisco, m. 90), Roger (Quique Álvarez, m.5); y Anderson.
Torpedo Moscú: Borodin; Samusiovas, Lukhvich, Budylin (Makhmutov, m.83); Leonchenko, Jolovic, Zyryanov ( Ossipov, m. 77), Lebedenko, Volkov, Semshov (Kormyltsev, m.70); y Oper.
Goles: 1-0. M. 50. Riquelme empuja a la red un centro de Martí. 2-0. M. 68. Riquelme marca por la escuadra desde el borde del área.
Árbitro: E. Bozinosvski. Macedonia. Amonestó a Leonchenko, Belletti, Arruabarrena y Jolovic.
Unos 10.000 espectadores en El Madrigal.
De pie, delante del banquillo de juveniles, Benito Floro observaba como el conjunto ruso, sin rubor, se resguardaba en torno a Borodin, el guardameta moscovita. Tres centrales, cinco centrocampistas y con Oper como partisano esperando lo pelotazos desde su defensa. Los rusos no sorprendieron, pero su plan les valió media parte. El Villarreal puso una marcha más y consiguió, nada más comenzado el segundo acto, abrir el caviar tras un centro de un falso lateral, Martí, y el remate de un falso delantero, Riquelme, que sentenció minutos después.
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