Las dolinas de Zaragoza
Aludidos, entre otras cosas, como instigadores de polémicas infundadas y de desconfianza ante la opinión pública en los recientes comunicados de los representantes de empresas que han estudiado el terreno, proyectado y ejecutado las obras de infraestructura del AVE, nos sentimos en la obligación de rogarle que haga llegar nuestras puntualizaciones a las páginas de su periódico.
En primer lugar, deseamos hacer notar que anteriormente no habíamos acudido a la prensa pidiendo que se vierta directamente nuestro escrito por iniciativa propia, sino para dar respuesta a preguntas o inquietudes que nos habían sido planteadas.
Queremos hacer constar que en nuestro ánimo no está ni ha estado hacer descalificaciones o poner en duda la profesionalidad de cuantos colegas han intervenido en el estudio del terreno. Hemos querido ceñirnos a poner de manifiesto unos problemas que, en cierta manera, "se conocen de siempre", y expresar nuestra preocupación por su existencia y significado.
No nos cabe duda de que se han hecho estudios meticulosos y que las deficiencias del terreno se han saneado con medidas tales como relleno de cavidades, compactación, sustitución de niveles de naturaleza inadecuada, etcétera. Medidas sin duda diseñadas dentro de la más estricta observancia de la Normativa de Ferrocarriles, la cual, además, es una de las más avanzadas y escrupulosas de Europa. ¡Bien! Pero ¿todo eso tranquiliza a los expertos del GIF? Posiblemente sí, porque con ello estarán a salvo sus responsabilidades penales. ¿Eso tranquiliza a los usuarios y a la opinión pública? A los geólogos (geólogos aragoneses, geólogos baturros, geólogos roedores, políticos disfrazados de técnicos, según expresiones más o menos cariñosas) todo eso no nos puede dejar tranquilos.
Los geólogos, en nuestra ignorancia, vemos con gran preocupación que los técnicos del GIF o de las empresas allegadas nos quieren tranquilizar hablándonos insistentemente de estudios geológicos y geotécnicos y poco de medidas de auscultación o diseño de obras de sostenimiento. La mayoría de los geólogos (exceptuando los pocos profesionales que se dedican específicamente a estos temas) ignoramos prácticamente todo lo referente a normativa y especificaciones sobre construcción de ferrocarriles. Diseñar las medidas de seguridad adecuadas tampoco es nuestro papel, por tanto, una vez detectadas las deficiencias del terreno, estamos abiertos a que la profesionalidad e imaginación de los técnicos apliquen las medidas adecuadas y económicamente viables.
¿Qué medidas se han tomado hasta ahora? Los constructores se esfuerzan en convencernos de que se han detectado, corregido, saneado... los defectos del terreno. Estamos formal y sinceramente convencidos de que así es. Nuestras voces claman por otro aspecto del problema. El proceso que da lugar a la formación de dolinas (dolinas, simas, cavidades, colapsos, tinajas..., como se conocen "desde siempre") permanece activo. Que un estudio de geofísica realizado ahora no muestre la existencia de una cavidad subterránea, precursora de una dolina, no implica que en un futuro más o menos lejano no vaya a desarrollarse una en este preciso lugar. ¿Hay alguien ahí afuera que pueda entenderlo? ¿Hay alguien por debajo del ministro de Fomento que haya tomado conciencia de ello y haya tenido capacidad para adoptar las medidas adecuadas?
Resumiendo, tajantemente, sin retórica ni ánimo de polémica, entendemos que las medidas que hasta ahora se han tomado ni ninguna medida que se nos ocurra viable puede detener el proceso de formación de dolinas, que sigue activo independientemente de las decisiones de los técnicos, por más cualificados que éstos sean. Consideramos que las medidas necesarias implican la construcción de un soporte en las zonas de riesgo que sostenga eficazmente las vías (infraestructura ferroviaria) mientras la formación de dolinas sigue su curso, los sistemas de auscultación las detectan y se emprenden las operaciones de corrección.
Y, dadas las fechas que corremos, por supuesto que expresaremos nuestros mejores deseos de éxito al AVE y a los viajeros, con nuestro convencimiento de que será una obra fundamental en el desarrollo de Zaragoza, Aragón, España y Europa.
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