Con el juego en la sangre
Miguel Pérez, hijo del que fuera extremo derecho del Madrid a finales de los años sesenta, triunfa en el Numancia
Miguel Pérez (Madrid, 1979) levantó la vista, fijó su mirada en la pelota, armó la pierna y giró el cuerpo 180 grados. El balón, que no llegó a tocar el suelo, entró por la escuadra.Fue hace dos semanas. En Vallecas. El Numancia, líder de la Segunda División tras su triunfo, ayer, en Leganés, venció por 2-5 y el tanto de volea de Pérez asaltó por su belleza todos los resúmenes televisivos de la jornada.
Miguel Pérez es el hijo mayor de Miguel Pérez, un extremo derecho argentino que llegó a España en 1966 y formó parte de aquel mítico Madrid ye-yé. Pero casi nadie conoce ese parentesco. "Mi padre se mantiene al margen, pero me da buenos consejos", dice el futbolista del Numancia, que juega en la misma demarcación que ocupara su progenitor. Tan al margen que, cuando el Madrid fichó hace dos años a su hermano, Álex, "tardaron cuatro meses en enterarse de quién es su padre".
Miguel Pérez padre nunca ha alentado falsas esperanzas en sus hijos. "El fútbol es una lotería que a mí me tocó, pero que no tiene por qué tocaros a vosotros", les repetía cuando eran pequeños. Su hijo añade: "Sabe que ninguno de nosotros es un Maradona".
La que sí está muy encima de sus andanzas futboleras es su madre, Rosario, antigua bailaora del grupo sevillano Arena Caliente. "Mi madre se iba a pasear por la Gran Vía cuando jugaba mi padre, pero con nosotros se ha hecho muy aficionada al fútbol", revela el extremo del conjunto soriano.
Pérez se define como un futbolista que conjuga "técnica y velocidad", aunque lo comenta con una sonrisa tímida. Antes de llegar a Soria se formó en el Tri-Val, el equipo de su barrio en Alcorcón. Después jugó en el Pinto, el Villarreal y el Getafe. En Soria confiesa estar "muy a gusto". Vive en un piso de alquiler solo: "Soy un tío independiente y tengo mis manías. No me gusta vivir con nadie".
Miguel, que abandonó los estudios en primero de bachillerato, entiende la postura de su padre: "No viene mucho a vernos, pero eso es positivo porque nunca ha querido meternos presión". Afirma con rotundidad que juega al fútbol porque lo lleva en la sangre. Para Miguel, se resume en una máxima: "La suerte en esto es fundamental".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.