Majestuoso
Sólo desde la majestuosidad puede establecerse una reflexión escrita acerca del inconmensurable concierto que el veterano compositor y cantante Elvis Costello dio anteanoche en Madrid. Majestuosidad a la hora de calificar el repertorio interpretado y también para referirse a la interpretación de un Costello que, a sus casi cincuenta años, puede presumir de haber alcanzado un nivel de voz y capacidad expresiva extraordinarios. Frente al sentimiento generalizado de que dos horas de Costello a piano y voz exclusivamente podía ser una actuación ciertamente árida, Elvis sorprendió a todo el mundo con uno de los conciertos más cálidos y encantadores ofrecidos por el británico en nuestro país a lo largo de toda su carrera.
Elvis Costello
Elvis Costello (voz y guitarra) y Steve Nieve (piano y melódica). Palacio de Congresos. Madrid, 29 de octubre.
Comenzó la velada a los sones de un viejo éxito de su primera época, Accidents will happen, y lo hizo con la guitarra colgada. Seguidamente se lanzó por vericuetos apasionados y en los que quedan de fondo los más grandes compositores americanos de todos los tiempos: Gershwin, Cole Porter o Burt Bacharach. Con Long honeymoon, la melodramática Shot with his own gun y la romántica This house is empty now comenzó a erizar el vello de los asistentes, mientras a ratos abandonaba el micrófono y se iba a la boca del escenario a cantar ¡a pleno pulmón! Su voz sonaba inmensa, proyectando correctamente a todos rincones de la sala y haciendo viajar a su tesitura vocal desde los graves, amplios y adornados con su característico vibrato hasta unos agudos no forzados que causarían envidia a cualquier cantante más joven.
El siguiente tramo lo dedicó a presentar las canciones de su último y melancólico disco, North, llenas de páginas musicales teñidas de emoción y claroscuros sentimentales. You left me in the dark, Someone tooks the words Hawai o When dird I stop dreaming marcaron esa curva de melancolía que caló en un público que ya contenía la respiración para no perderse ni una nota. Pero Costello volvió de nuevo a la ironía con God's comic. Tras el soul contenido de Either side of the same town, la sofisticación plácida de Shipbuilding y uno de sus viejos himnos, Peace, love and understanding, el solista y su impecable socio pianista Steve Neive dijeron adiós. Pero el público les reclamó a conciencia con sus aplausos y Elvis reapareció para bordar el tramo final de la actuación. Sonaron Still, con la que el autor celebra vover a estar enamorado, Can you be true y la poderosa Inch by inch. Genial.
Babelia
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