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Reportaje:

Un estafador en el tablao

La final del Concurso Nacional de Flamenco en Prisiones reúne en Granada a 21 reclusos de toda España

Javier Arroyo

Bernardo al baile, Ramón a la guitarra y Francisco al cante. Tres flamencos como la copa de un pino, unidos por su mala cabeza y por su afición al flamenco. Bernardo y Francisco llevan toda la vida acariciando el flamenco, uno como bailaor y otro como cantaor. Lo de Ramón es más nuevo. Su relación con la guitarra no va más allá de los últimos dos o tres años. Pero el equipo ha llegado lejos y va camino de convertirse en un trío ganador. Tras una semana de clasificaciones y semifinales en Albolote (Granada), Bernardo, apoyado por el cante y la guitarra de Francisco y Ramón, se proclamará hoy vencedor del concurso que les ha ocupado estos días. Un certamen, sin duda distinto, en el que sólo se puede participar si se ha tenido mala cabeza, porque es condición indispensable residir en una prisión. Se trata del quinto Concurso Nacional de Flamenco en Prisiones.

Estafa de 50 millones de pesetas. Ése es el detalle que llevó a Bernardo, todo un flamenco-hacker, al módulo 12 de la prisión provincial de Huelva. Todo gracias a "un programilla que compró en Internet, un contacto en Hacienda y una cuantas contraseñas". Tres años y ocho meses de los que ya ha cumplido casi dos años.

El 4 de enero de 2002, Bernardo entró en la prisión de Huelva y, visto el panorama, decidió darle otra oportunidad al flamenco. "Lo pasé muy mal al principio y, por suerte, a los pocos meses de llegar, los educadores me empujaron a que me metiera en la peña flamenca", cuenta Bernardo. Se trata de la La Alquería, un grupo de la prisión onubense apadrinado por la peña flamenca de Moguer.

Fue allí donde Bernardo coincidió con Ramón y Francisco. Ramón, de 36 años, nunca pensó dedicarse al flamenco. Antes de llegar a su actual residencia en la prisión onubense, donde estará hasta 2006, Ramón era vendedor ambulante. La falta de otras ocupaciones le empujó a la guitarra. "Aquí hay mucho tiempo libre y tenía que hacer algo", razona. Pero pasar de la nada a acompañar a un bailaor sobre un tablao requiere muchas horas de práctica. "Me ha costado muchas broncas de mis compañeros de chabolo [celda en jerga carcelaria]. Cada vez que practico, los de arriba o abajo empiezan a chillarme", se queja Ramón. Uno de estos quejosos es, precisamente, Francisco, durante 30 años "oficial de primera en una máquina" y, ahora, cantaor de este trío de éxito carcelario. A pesar de todo, cantaor y tocaor se llevan bien.

El concurso se dirime hoy y sólo hay decidido el ganador de baile. En este sector, aseguran miembros del jurado, hay poca competencia y sólo ha habido dos finalistas. La guitarra también tiene un aspirante a ganador casi seguro: Antonio Santiago Fernández, El Charro, vencedor el año pasado y posible ganador hoy. Antonio cuenta que es profesional de la guitarra y que ha tocado con Remedios Amaya y con Diego El Cigala entre otros. Con ese currículo, El Charro huele a vencedor. Una rondeña será lo que tocará Antonio en su última actuación en Albolote.

En el cante, la cosa está mucho más reñida. Seis finalistas. Entre otros, Francisco Ruiz, el cantaor de Bernardo, que también concursa en solitario.

La participación en este certamen, que se celebró en sus primeras convocatorias en la prisión de El Puerto de Santa María (Cádiz) y que tras varios años sin convocarse retomaron los responsables de la prisión alboloteña, ha sido masiva. De las diferentes cárceles de España llegaron a Albolote hasta 60 vídeos con una actuación de los aspirantes. El jurado redujo la participación hasta 21 artistas que, explica José Agudo Sánchez, miembro de este jurado y presidente de la Federación de Peñas Flamencas de Granada, "han tenido un nivel más alto que el año pasado". "Algunos de ellos podrían dedicarse, sin duda, al flamenco desde el punto de vista profesional", asegura otro miembro del jurado.

Los aplausos de los internos, que día tras día han llenado el salón de actos de este centro penitenciario, dan fe de la buena acogida de estos artistas temporalmente entre rejas.

A partir de mañana, los participantes, procedentes de una docena de prisiones de toda España, volverán a sus lugares de origen. Como cualquier artista después de su actuación.

Hay, eso sí, semejanzas y diferencias con los grandes cantantes de pop. Por ejemplo, todos tendrán guardaespaldas, o algo parecido, cuando mañana partan hacia sus cárceles de origen. Lo diferente será el medio de transporte. Nada de limusinas, aviones o coches de lujos. En furgones de la Guardia Civil volverán a su rutina diaria, a la espera de su siguiente actuación. Flamenca, claro. Que no sea delictiva. Que para eso se hacen estas actividades, para facilitar la reinserción.

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