La guerra de Berlusconi contra la inmigración ilegal

La guerra contra la inmigración ilegal fue una de las banderas con las que Silvio Berlusconi recuperó dos años atrás la presidencia del Gobierno italiano, al frente de una coalición que incluía a los ultraderechistas de Alianza Nacional y al partido federalista (ocasionalmente independentista) y xenófobo Liga Norte. Umberto Bossi, el líder de la Liga Norte, se declara enemigo de todo tipo de inmigración y recientemente afirmó que los extranjeros, por legales que fueran, debían viajar "en trenes especiales" para no mezclarse con los italianos.

Tres senadores de la Liga Norte (Cesarino Monti, Piergiorgio Stiffoni y Ettore Pirovano) emitieron ayer un comunicado público conjunto que expresaba la posición de su partido frente al horror hallado en el mar el domingo por la noche al sur de Sicilia: "La tragedia vivida por enésima vez frente a nuestras costas clama venganza contra países que, como Libia, no respetan los acuerdos suscritos con Italia". Los senadores consideraban que el flujo de inmigración formaba parte de "un plan de la delincuencia organizada internacional, con la connivencia de las autoridades de algunos países norteafricanos".

Y añadían que el proyecto de ley presentado por el presidente de Alianza Nacional y vicepresidente del Gobierno, Gianfranco Fini, para conceder el voto a los inmigrantes legales había dado a miles de africanos "la sensación de que Italia había bajado la guardia frente al problema de la emigración ilegal". Algunos miembros del Gobierno italiano expresaron, por otra parte, la sospecha de que Al Qaeda pudiera estar organizando expediciones de inmigrantes "para infiltrar comandos en Italia".

La izquierda italiana denunció la xenofobia dominante en el Gabinete que preside Silvio Berlusconi. "El ministro Pisanu tiene razón, la tragedia pesa sobre la conciencia de Europa. Pero pesa mucho más sobre la conciencia de Italia", declaró el diputado Ugo Intini.