Etnocelta
Por los altavoces de la sala se colaba antes del concierto una grabación afrocubana. Anticipo de los anunciados gustos musicales de estos irlandeses atípicos. Arrancaron con mucha percusión, entre tambor parlante africano y tabla india, y luego hicieron una pieza de inspiración oriental. Un castillo de fuegos artificiales, a modo de distracción, porque lo que de verdad transpiró por todos los poros fue la música tradicional irlandesa.
Kíla, un septeto que nació en 1987 en las calles de Dublín y gira en torno a la hermanos Ó Snodaigh, tiene seis discos desde el Handel's fantasy de 1991, hasta el reciente Luna Park. Para su presentación madrileña invitaron a salir a Rubén Díez, flautista de los sevillanos Rarefolk. En Irlanda se habla de su trabajo subversivo y revolucionario -excesivo el comentario a tenor de lo escuchado- y de la cantidad de energía que emana desde el escenario -eso sí, se ajustaría más a lo visto-. No parece haber grandes novedades en la isla de San Patricio. Kíla apuesta por lo etnocelta, pero menos.
Kíla
La Riviera. Madrid, 19 de octubre.
Babelia
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