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Reportaje:FÚTBOL | Internacional

El calvario de Cúper

Moratti destituye al técnico argentino, incapaz de dar triunfos al Inter y que fue cavando su fosa con sus choques con Ronaldo y otros jugadores

Héctor Cúper se sentaba el sábado por última vez en el banquillo del Inter con esa asfixiante sensación, tan conocida por los entrenadores, de que un mal resultado frente al Brescia podría significar su destitución. El presidente del club, Massimo Moratti, había emitido señales inequívocas en ese sentido tras la derrota ante el Milan (1-3) hace dos semanas: "Se puede fallar en un partido, pero no repetir los errores". Era el análisis de un dirigente al que nadie, salvo Cúper, le ha durado dos temporadas. El argentino, entre pitillo y pitillo, vio cómo su guardameta, Toldo, cometía un fallo garrafal en la primera parte para servir en bandeja el primer gol del Brescia al incombustible Roberto Baggio y cómo Caracciolo firmaba el segundo nada más comenzar la segunda. El Inter se lanzó a un desordenado ataque que le permitió rescatar un punto gracias a los tantos de Cruz y Vieri, de penalti, casi en el último suspiro. Demasiado sufrimiento para tan exiguo botín. Moratti y Cúper se reunieron y ayer por la mañana Giacinto Facchetti, el vicepresidente, anunciaba el adiós del suramericano, que tenía contrato hasta junio de 2005. Su lugar lo ocupará Alberto Zaccheroni.

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Del entrenador que triunfó en el Mallorca y el Valencia con el culto a los pequeños detalles y el rigor táctico poca cosa parece quedar tras su paso por el calcio. Y es que, de su mano, el Inter ha italianizado su estilo hasta límites exagerados incluso para los cánones del fútbol transalpino. Ahora es un equipo tan lleno de músculo como carente de audacia e identificable por su rígida aplicación defensiva y su plano ataque, basado en los pelotazos a Vieri para que el titánico delantero se pelee con toda la defensa rival. Pero no sólo han sido estéticos, ni siquiera pragmáticos, los motivos que han provocado el fracaso de Cúper. Ni siquiera su fama de perdedor en los momentos culminantes.

Hay otros detalles. Hechos puntuales que han minado su relación con Moratti hasta tensar la cuerda de manera permanente. El primero fue, sin duda, el caso Ronaldo. El Inter llegó como líder a la última jornada del campeonato 2001-02. Pero cayó en Roma ante el Lazio. Cúper sustituyó a Ronaldo en la segunda parte ante la indignada, llorosa e incrédula mirada del delantero, resucitado entonces para el fútbol tras un esfuerzo descomunal por sus graves lesiones, pero siempre en desacuerdo con los dictados de su entrenador. Aquel día la relación saltó hecha añicos y terminó con el brasileño disfrutando en el Madrid. La herida no se ha cerrado: ayer mismo Ronaldo celebraba ante la RAI el despido de Cúper: "Me alegro por los tifosi. Esperaba que Cúper se fuera lo antes posible. Es muy defensivo y el Inter no podía ganar nunca nada". Moratti renovó entonces su confianza a Cúper, pero a costa de perder a su jugador franquicia, dos meses después campeón del mundo en Japón. No fue el último problema del técnico con sus pupilos: nunca ha visto con buenos ojos a Recoba; muchos se quejaban de la dureza de los métodos de su preparador físico, Juan Manuel Alfano, y ha tenido roces incluso con recién salidos del club, como Di Biagio, antaño su predilecto en el medio campo al que no prorrogó el contrato esta temporada y que el sábado jugó con el Brescia, su verdugo, después de haberle llamado "traidor".

En la pasada temporada, el Inter quedó descolgado de la lucha por el título demasiado pronto y fue eliminado en las semifinales de la Liga de Campeones por el Milan. Moratti mandó entonces uno de sus acostumbrados mensajes al técnico: "En este club ganar es una obligación, no un hobby

".

Los títulos no llegaron y el presidente se veía obligado por el acoso periodístico a confirmar cada quince días a su empleado. Incluso tras éxitos puntuales. como el de haber ganado en Highbury al Arsenal por 0-3, cuando dijo que se había terminado el vía crucis de Cúper.

A Cúper también le ha matado la comparación. El Juventus ha ganado las dos últimas Ligas con un estilo mucho más definido, sólido y atractivo que el Inter, que, además, convive mal con su vecino, el Milan, lujoso escaparate de estrellas que ha acertado en la renovación de su plantilla y de su filosofía futbolística hasta el punto de ganar la Champions.

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