"Cuando pisas los escenarios ya no puedes dejarlos"

Se ha cumplido ya más de medio siglo del debut teatral de la actriz Montserrat Salvador. Empezó como aficionada en 1952 y se profesionalizó cuatro años más tarde. Esta misma semana ha recibido la Creu de Sant Jordi por el conjunto de su trayectoria, un galardón que no esperaba porque nunca antes su trabajo había sido premiado en Cataluña, aunque sí en otros países. Tantos años dedicados al oficio no han mermado su capacidad para ilusionarse con cada nuevo proyecto. "Cuando pisas los escenarios ya no puedes dejarlos", afirma.

Su trabajo más reciente es Sagarrianes, una mirada al teatro menos representado de Josep Maria de Sagarra que incluye también dos poemas y dos canciones inéditas. Se ha presentado durante tres días, hasta ayer, en el saT!, el renovado Sant Andreu Teatre, y ahora sale de gira.

"El espectáculo tiene la voluntad de recuperar un De Sagarra que no se conoce, porque siempre se representan sus obras más populares", declara la actriz, que actúa acompañada de un amplio reparto de intérpretes (Pepa Arenós, Jaume Comas, Sílvia Vilarasa, Jaume Pla, Ramon Canals, Alexandra Palermo, Natàlia Bernat y Albert Ruiz) en el que está muy arropada. No sólo por quienes comparten con ella el escenario, sino también por el director de este montaje, Esteve Polls, y el autor de la música, Àlex Polls, que son, respectivamente, su marido y su hijo. Sagarrianas se inicia con versos y canciones, y prosigue con tres obras breves, La cançó d'una nit d'estiu ("sobre el maltrato psicológico de un hombre hacia su esposa"), La careta ("una obra romántica" protagonizada por una pareja mayor) y Les tres gràcies (una serie de equívocos en torno a tres mujeres de otras tantas generaciones de una familia que comparten el nombre de Gràcia). Son piezas de tono distinto, dramática la primera, tierna la segunda y decididamente cómica la tercera, que por su brevedad no suelen escenificarse.

"Es un teatro hecho con sencillez", dice Salvador, para quien esta propuesta significa "el gusto por la palabra, es volver a los orígenes y degustar al poeta nacional". Un único espacio acoge todas las historias, que se suceden sin más nexo "que el de estar escritas por el mismo autor".

Salvador ha desarrollado parte de su carrera en Francia como hija de exiliados, en Argentina (donde actuó en espectáculos dirigidos por Margarida Xirgu) y en Colombia. Regresó definitivamente a Cataluña en 1976 y ha trabajado tanto en teatro como en cine y en televisión. Este último medio es el que le ha dado más popularidad, y aunque la alegra que tanta gente la conozca, le produce cierta pena que no sepan de ella por la escena, sino por la pequeña pantalla. Pese a todo, ella sigue infectada de amor al teatro, que es "como un veneno". Aunque, siguiendo con las comparaciones médicas, constata la salud oscilante del teatro catalán, cuya evolución ha seguido de cerca a lo largo de todos estos años. "Es un poco como la fiebre, que va subiendo y bajando", ilustra. "Hay quien hace obras muy valiosas y hay quien no", dice Salvador, que cuestiona lo que considera una cierta tendencia de hacer espectáculos para impresionar: "No es que yo sea antigua, me encanta trabajar con gente joven e ideas nuevas. Pero hay gente que no trabaja de manera honesta".

En los últimos tiempos, Salvador ha rodado una película en Francia y ha participado en las series de televisión Hospital Central y El cor de la ciutat.