Estilo, potencia y deportividad en diésel

Una berlina familiar de línea original y estilo deportivo, con un turbodiésel de altas prestaciones y un completo equipo de serie a precios competitivos. La puesta al día del Alfa Romeo 156 le permite afrontar su madurez comercial con buenos argumentos.

El 156 ha sido el modelo clave en la recuperación de Alfa y ha cambiado su historia. Se presentó en 1997 y desde entonces se han vendido 550.000 unidades, pero lo más importante es que su aceptación permitió a esta marca recobrar el fervor del público y recuperar las ventas. Seis años después, Alfa actualiza sus virtudes para afrontar la última fase de su vida comercial mientras llega el 157, su sustituto, previsto para 2006.

Deportividad actualizada

Renovar el original diseño del 156 realizado por Walter de Silva era un desafío difícil, pero Alfa ha recurrido al carrocero italiano Giugiaro para resolverlo. Con una base tan bien resuelta, la mejor solución era cambiar sólo lo imprescindible, y así se ha hecho. Los retoques de detalle permiten conservar el carisma del original evolucionando el frontal, la zona más llamativa. Los cambios afectan a la parrilla, más grande, integrada en el parachoques e inspirada en la del 147. Estrena unos faros delanteros y unos pilotos traseros más estrechos y estilizados. El lateral se mantiene igual, con unos trazos suaves y los picaportes traseros camuflados. El resultado es una estética deportiva y sugerente que se completa con una buena aerodinámica (CX: 0,32).

Habitabilidad limitada

El interior conserva las virtudes del 156 y también sus asignaturas pendientes. El salpicadero mantiene su originalidad, con una instrumentación vistosa y deportiva, unos asientos delanteros cómodos y unos plásticos aparentes. Pero la consola central empieza a acusar el paso del tiempo y, a pesar de la terminación metalizada, no tiene la presencia de otras más modernas. Las plazas traseras tampoco destacan por su amplitud: hay poco espacio para las piernas si se mide más de 1,75 metros. Y lo mismo sucede con el maletero (sólo 378 litros), que no se puede ampliar abatiendo los respaldos de atrás porque son fijos.

Sin embargo, el aspecto menos práctico es la dotación de huecos para objetos: sólo cuenta con unas pequeñas repisas junto al freno de mano, la guantera, un espacio a la izquierda del volante, bolsas en los respaldos y unas bandejas en las puertas delanteras muy justas incluso para las agendas.

Estas carencias limitan la funcionalidad en el uso diario, pero por lo demás, las suspensiones combinan eficacia y confort en armonía, y el motor está muy bien insonorizado, dos virtudes que permiten viajar con comodidad.

Dos carrocerías y seis motores

El 156 se vende con dos carrocerías, berlina y sportwagon, un familiar muy estilizado y deportivo que cuesta 1.100 euros más. Los dos se ofrecen con tres motores de gasolina: 1.6 16v. (120 CV), 2.0 JTS de inyección directa (165 CV) y 2.5 V6 (192 CV). Pero la novedad son los turbodiésel, con una versión básica 1.9 JTD de 115 CV, otra de 140 CV y un poderoso 2.4 de 175 CV. Además hay tres acabados: Impression, Progression y Distinctive. Y salvo el primero, sólo disponible con los dos motores menos potentes, el resto incluye un equipo de serie muy completo: seis airbags, ABS, control de estabilidad ESP (VSC en Alfa), climatizador dual, ordenador de viaje, radio-CD con mandos en el volante, llantas de aleación...

Conclusión

El Alfa 156 es una berlina deportiva con carisma que destaca por su atractivo estético. No tiene un interior muy amplio y funcional, pero ofrece un comportamiento dinámico eficaz y un buen equipo de seguridad. Además, ahora cuenta con un potente turbodiésel de 175 CV y unos precios competitivos para lidiar con los mejores modelos de su tamaño.