Patrimonio de Archidona

El artículo 12.3.6 del Estatuto de Autonomía de Andalucía establece "la protección y el realce del paisaje y del patrimonio histórico-artístico de Andalucía" como uno de los objetivos básicos con los que la comunidad autónoma debe ejercer sus poderes Una parecida incorporación de la protección y el realce del paisaje en el catálogo de los objetivos básicos de la autonomía política, no existe en ninguna otra comunidad autonómica, excepto en Castilla-La Mancha.

Pero ¿qué valor legal tiene para los pueblos de Andalucía que la Carta Magna establezca "un mandato paisajístico", cundo la Junta de Andalucía se puede saltar a la torera este derecho de manera que puedan primar más los intereses particulares de una empresa, en la configuración futura de los planes energéticos andaluces?

Si en Archidona, Málaga, la Junta, tanto su órgano sustantivo, la Consejería de Empleo y Desarrollo Tecnológico, como su órgano ambiental, la Consejería de Medio Ambiente, permite que se construya en el mismísimo corazón de la Vega archidonesa una monstruosa incineradora de residuos para generar energía eléctrica, contribuirá impúdicamente, de manera no ejemplar y contraviniendo el Estatuto, a arruinar el paisaje archidonés como actual generador de renta y empleo, además de producir los daños medioambientales inherentes a este tipo de instalaciones, como son la contaminación del aire, del subsuelo y otros problemas de salubridad y bienestar público.

El paisaje de la Vega de Archidona, como elemento de identidad local, comarcal y regional, constituye un valioso patrimonio digno de ser preservado, tanto por sus valores naturales como por sus valores estéticos e histórico-culturales.

¿De qué vale para Archidona, declarada tiempo ha Conjunto Histórico Artístico, el desarrollo turístico y rural logrado en los últimos años si se vulnera el paisaje de la Vega?

La preservación de los bienes inmuebles del patrimonio histórico archidonés (iglesias, castillo moro, plaza Ochavada, conventos, etc.) está inseparablemente unido a la preservación de los valores paisajísticos, de lo contrario se producirá una fractura irreparable en su desarrollo posterior de la que nos lamentaremos, a duras penas, en el porvenir.