El campeonato de invierno

Objetivo: el 14 de diciembre. Ese día, si no ocurre un nuevo y temido aplazamiento, se disputará la final del Cuatro y Medio, el torneo para los hábiles, los ligeros y rápidos, el del juego en corto. Hace un año, ese campeonato de invierno supuso la confirmación de una figura que en apenas doce meses se ha consolidado: Aimar Olaizola. Como actual campeón, él entra directamente en el cuadro de honor, junto con un pequeño grupo de tres pelotaris (Barriola, Unanue y Esain, semifinalistas el año pasado) que sólo deberán ganar un encuentro para entrar de lleno en la liguilla de semifinales.

El resto de los pelotaris ha tenido y tiene un camino más complicado. Nadie está libre de la eliminación a las primeras de cambio. Seis cayeron en la fase previa, algunos consagrados como Xala, Zearra, Agirre, Leiza, Pascual, o una promesa cada vez más firme como Peñagarikano.

Así, un total de 20 pelotaris han entrado en el cuadro final, en una tendencia que se repetirá en los próximos años de disminuir progresivamente el número de participantes. Los 16 que no han tenido la fortuna de entrar como favoritos deben luchar entre ellos para pasar una doble criba hasta llegar a una pugna con el cuarteto de cabezas de serie. Entre ese pueblo llano se encuentran figuras como Beloki y Eugi, que, de ganar en la primera ronda, se enfrentarían entre ellos sabiendo que en la siguiente les espera el actual campeón. Les ha tocado transitar por el lado más duro. A la misma categoría pertenecen Patxi Ruiz, el sorprendente campeón del Manomanista este verano, que además ha caído en las primeras de cambio, o Titín III, el fenómeno de masas de la afición riojana.

No hay un favorito claro, ni siquiera Olaizola II. Su lesión en verano, que originó los retrasos y el fraude de la final del Manomanista, ha dejado una duda sobre cuál será su estado físico actual. Tendrá tiempo para prepararse hasta el próximo 2 de noviembre, el día de su debut. El miércoles pasado sintió pinchazos en la zona afectada, un dorsal, mientras se entrenaba en Vitoria. No termina de recuperarse, aunque él asegura que no pasan de meras molestias sin importancia.

El Cuatro y Medio no sólo supondrá un examen para el campeón -si se recupera a tiempo- y para sus principales rivales. También lo será para los propios organizadores, la Liga de Empresas de Pelota. Su capacidad ha quedado en entredicho este año, al saltarse el reglamento del que las propias Asegarce y Aspe se habían dotado. En este campeonato que ya se ha puesto en marcha, al igual que los anteriores, los aplazamientos sólo son posibles, según la norma, en el partido de la final, y por un periodo máximo de dos semanas. Habrá que ver cómo transcurren los 23 encuentros programados, un número considerable, que supondrá un castigo para el cuerpo de los pelotaris.

En este sentido, la Liga ha anunciado una nueva medida encaminada a la modernización y profesionalización del deporte de la pelota, donde cada vez resulta más importante la condición física. El juez de competición podrá decidir cuándo ordena realizar los controles antidopaje a los deportistas. Hasta ahora, los análisis sólo se producían, con conocimiento previo, en las semifinales y finales de los torneos. Ahora no. Para asegurarse mejor un juego limpio, el juez puede exigir que se tomen muestras a cualquier pelotari sin previo aviso y por sorpresa.