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Columna
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Tirant

Deben estar estudiadas las razones de que los odios más profundos y sus expresiones más encarnizadas, se den precisamente entre hermanos. En el Castalia, contra el Valencia, gentuza agresiva disfrazada de orelluts obligó a suspender el partido. Vecinos eran los de las gradas del Compostela-Depor, y al final asesinaron al mediador en una bronca. Y las navajas brillaron entre el Oviedo y el Langreo, ambos de Asturias patria querida. Cuanto más cerca, más cainismo entre las tribus, por eso guerra y fraticida son términos que aparecen juntos a lo largo de la Historia. Salvando las distancias, por aquí tampoco andamos faltos de inquinas, aunque algunas quedan en la pura anécdota, en la maledicencia de eldenses contra petrerins, ilicitanos contra alicantinos, alicantinos contra valencianos, valencianos contra catalanes... y viceversa (deliciosa, la recopilación de Sanchis Guarner en Els pobles valencians parlen els uns dels altres). Otros aborrecimientos han sido algo más que un chiste, y el provecho electoral sacado al caso de la lengua resulta emblemático. Ahora se confía en un posible giro de la Generalitat (la nuestra, claro, en la catalana no existe el problema) para acabar de una vez con la polémica y apostar realmente por el uso del valenciano. Los últimos discursos, las invitaciones a la recepción institucional, (por primera vez ha habido una para Eliseu Climent, la bestia negra de Zaplana) emiten cierto aroma distinto que no se debería llevar un mal viento partidista. Hasta el 9 d'Octubre, Tirant lo Blanc ha vuelto a cabalgar en la falla Na Jordana, convocado por la lectura ininterrumpida, hasta en sesión golfa, en boca de boticarios, fontaneros, abogadas, escritores, diseñadoras, académicos, amas de casa, economistas, actores, albañiles, profesoras, toreros y futbolistas... Quienes quisieron, tuvieron sus dos hojas con una porción del ermitaño, de Carmelina, del catecismo o de las gestas en Inglaterra o Constantinopla. Casualmente aterricé sobre un fragmento de la fabulosa historia de la Viuda Reposada, la duquesa y Plaerdemavida. Me relevaron tras la pregunta: Voleu fer bé? Y salí del casal pensando que si otra forma de ser fallero es posible, ¿por qué no ha de serlo otra manera más decente de gobernar?

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