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Reportaje:

Los lamas purifican Madrid

Con la "expulsión de los malos espíritus" se prepara la llegada del Dalai

Cuando apenas contaba dos años, Jampel Yeshe, nacido en 1944, fue reconocido como la quinta reencarnación del lama Keutsang Rinpoche. Este importante "buda viviente" tibetano celebró ayer en Madrid, junto al estanque del templo de Debod, una ceremonia de purificación. "Con ella expulsamos a los malos espíritus y devolvemos la armonía al lugar", afirmó. Una figurilla hecha de harina de trigo, agua, incienso, plumas de pavo real, una gasa blanca y una campana fueron los elementos utilizados en la oración, en la que, además del lama, participaron una monja y un monje tibetanos, y que consistió fundamentalmente en recitar mantras (escrituras budistas).

El lama Keutsang quería celebrar la ceremonia en ese tempo egipcio porque dice que una de sus misiones es favorecer el buen entendimiento y la comprensión entre las diferentes religiones. "Todo templo es un recinto espiritual y cualquier ceremonia en su interior tiene más efecto", indicó Keutsang, aunque se vio obligado a celebrarla fuera porque ni la policía ni el guarda del templo recibieron la pertinente comunicación del Ayuntamiento sobre el permiso para el evento que la organización patrocinadora, Ecocentro, decía tener.

"En Occidente hay una descompensación entre el desarrollo externo o material y el interno o espiritual"
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"El principal problema de Occidente es que hay una descompensación entre el desarrollo externo o material y el interno o espiritual y de la naturaleza. El desarrollo externo ha crecido demasiado en detrimento del interno. Hay menos compasión, menos amor y menos familia", destaca Keutsan Rinpoche.

El lama se encuentra al frente de una delegación de 13 tibetanos que durante los próximos seis meses recorrerá Europa y Estados Unidos para llevar un "mensaje de armonía y paz". El inicio hoy de la visita que realiza a Madrid el Dalai Lama, líder espiritual del pueblo tibetano, convirtió a esta delegación sobre todo en mensajera de la llegada del Dalai.

Tanto Keutsang como la monja Nizhen, de 28 años, y el monje Lopsan, de 23, nacieron en Tíbet, pero se vieron obligados a emprender el camino del exilio debido a la "represión" que sufrían en su tierra. Según Keutsang, uno de los motivos de la gira es "dar a conocer al mundo la dura situación que atraviesa el pueblo tibetano, sometido al dominio chino". "Hace falta", añade, "que el mundo conozca las dos caras de China. La externa, el desarrollo que Pekín está llevando a Tíbet, parece muy bonita, pero por detrás, la cara interna, vemos que ese desarrollo se hace con el traslado masivo de chinos a Tíbet hasta convertirnos a nosotros en una minoría en nuestra propia tierra".

"Cuando pierdes un país, lo pierdes todo", dice Nizhen, que salió de Tíbet en 1991 y cuya familia sigue viviendo en Lhasa.

Keutsang, que pasó 20 años en las cárceles chinas, de 1960 a 1980, señala que dejó Tíbet en 1985 porque la libertad religiosa concedida por Pekín a partir de 1980 "es una libertad limitada". "En Occidente se disfruta de libertad de opinión y expresión; en Tíbet no tenemos ninguna libertad".

En su vida anterior, como cuarta reencarnación de Keutsang Rinpoche, este hombre de hablar pausado participó en la búsqueda y selección del niño en el que se reencarnó el Dalai Lama. "Es una tarea que requiere un profundo estudio", señala, para indicar que su principal temor es que a la muerte del Dalai Lama XIV "los chinos manipulen los hechos y dupliquen la figura del líder espiritual del pueblo tibetano, como han hecho con el Panchen lama". El Panchen, la segunda autoridad religiosa de Tíbet, murió en 1989 y su reencarnación en dos niños (uno designado por los enviados del Dalai y otro por los enviados del monasterio de Tashilungpo) ha profundizado aún más la división entre el lamaísmo refugiado en el exilio de Dharamsala (India) y el del interior de Tíbet.

Keutsang no tiene la más mínima confianza en que la situación pueda normalizarse en un futuro próximo. Los tibetanos tendrán que seguir llorando la ausencia de su dios-rey.

El lama Keutsang Rinpoche (centro), durante la ceremonia de purificación de Madrid ayer.
El lama Keutsang Rinpoche (centro), durante la ceremonia de purificación de Madrid ayer.MANUEL ESCALERA

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