Dos años de pena para Alberto García
La federación española suspende al atleta tras confirmar su dopaje por EPO
La carrera de Alberto García, el fondista español que batió el récord europeo de 3.000 y 5.000 metros en pista cubierta, puede ser desde ayer parte de la historia oscura del atletismo. El Comité de Competición de la federación española impuso ayer a García dos años de suspensión por "ingestión exógena" de EPO, hormona que favorece la producción de glóbulos rojos. El presidente del comité, José María Mir, aseguró que, practicadas todas las pruebas, "existe la convicción de que ha habido ingestión exógena de EPO". La sanción aplicada se prevé tanto por la federación española como por la internacional (IAAF).
Alberto García asombró al mundo del atletismo en los Mundiales de Edmonton, en 2001. Había cumplido 30 años sin levantar expectativas y, de pronto, se adjudicó una proeza: fue el primer no africano en llegar cuarto en una prueba de 5.000 metros. Al año siguiente volvió a dejar perpleja a su audiencia: oro en 5.000 y 3.000 en el Europeo de Múnich al aire libre. Y en 2003, más todavía: récord europeo de 5.000 en pista cubierta (13m 11s 39s), en febrero, y récord europeo de 3.000 en la misma modalidad (7m 32s 98s), en marzo.
Poco después de batir los récords de Puttemans y Cacho, García recibió el premio Felipe de Borbón al mejor atleta español del año. Al recibir el galardón, el 21 de marzo pasado, el corredor de Vallecas alcanzó el colmo de su gloria. Se había convertido en una celebridad.No imaginaba que en ese preciso instante la IAAF le seguía de cerca junto con un grupo de atletas sospechosos de doparse. Su presencia en Lausana, el 28 de marzo siguiente, para disputar los mundiales de cross, le vino a la IAAF como anillo al dedo: el laboratorio oficial se encuentra en Lausana. Allí le practicaron dos controles por sorpresa: uno de sangre y otro de orina. Al mes siguiente se anunció el positivo que ayer fue sancionado.
El dopaje de García provocó cierta depresión en el atletismo español, que bajó de categoría en la Copa de Europa tras los excelentes resultados de los Europeos de Múnich. Al mismo tiempo, desató un intercambio de acusaciones entre el Consejo Superior de Deportes, dependiente del Gobierno, y la federación española, sobre la responsabilidad del control del dopaje en el deporte español.
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