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TIROS LIBRES | BALONCESTO | Primera jornada de la Liga ACB
Columna
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Primeros apuntes

No se trata de hacer un tratado sobre el futuro, no vaya a ser que dentro de tres semanas haya que tragárselo. Pero, al menos, la primera jornada ha dejado interesantes apuntes. Sobre todo, individuales, pues la cuestiones grupales reposan en más variables, por lo que extrapolar lo ocurrido en el primer fin de semana resulta demasiado peligroso.

El premio a la mejor puesta en escena se lo ha llevado, sin duda, el lituano del Tau, apellidado Macijauskas. Con su cara aniñada, que parece no haber roto nunca un plato, nos encontramos ante un elemento de cuidado, un martillo pilón de ésos a los que resulta inútil buscar el alma o la piedad con el contrario porque, de tenerlas, las esconde perfectamente.

Esta versión sobria y probablemente más fiable que su colega Jasikevicius no ha esperado ni un minuto para marcar su territorio y, de paso, ofrecer un respiro al siempre complicado universo vitoriano.

Macijauskas puede aportar la seguridad que no ha tenido el Tau en su juego exterior desde los tiempos de Perasovic, con el consiguiente apuntalamiento de un equipo que, con su grupo de argentinos y un poco de suerte en sus mil y un fichajes, busca volver a la primera fila.

El partido más interesante de la jornada, aunque fuese más por cuestiones históricas que por un brillante presente, trajo buenas noticias para todos. Cierto que en el Madrid cualquier buen indicio tiene que ser recibido con esperanza, pero parece que la época marcada por Tarlac lleva camino de pasar al olvido gracias a Kambala.

Precisamente, donde naufragó Tarlac hasta llevar a la desesperación no sólo a los aficionados madridistas, sino también a cualquiera al que le funcionase el sistema nervioso, es donde Kambala comienza su tarea. Es duro, intenso, poco dado al desaliento y parece haber comprendido, entendido y aprendido en un mes mucho más que alguno de sus antecesores en varios años.

Aíto se iría mosqueado a Badalona por perder un partido de la forma que lo hizo, pero, viendo a su pupilo Arnold, le dolerá menos. O pensando en Rudy Fernández, que estuvo a la altura de las circunstancias, que ya es bastante metiéndose en estos fregados con 18 años.

Una de las formas de aprender es sufriendo en carne propia. Y allí estaba Herreros para enseñar al que tuviese ganas de observarle, independientemente del color de su camiseta.

Cerca de allí, Felipe Reyes retomó lo que dejó antes del verano y no pudo continuar con la selección. Dado que en cuestiones reboteadoras poco o nada nos va a sorprender, se fue a más de 20 puntos. Dado por hecho su decena de rebotes por noche, si Felipe logra estabilizar sus anotaciones alrededor de la veintena, habrá que llamarle don Felipe, pues tamañas prestaciones no se veían por aquí desde los tiempos de Fernando Martín.

Hubo más, pero mientras no podamos verlo...

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