Misterio entre corte y corte
Un carnicero de Jaén publica un libro de terror que comercializa en su propio establecimiento
El rojo más brillante, el más intenso y el más vivo, ese color que todo el mundo asocia al color de la sangre, es el que marca el día a día de Benjamín Ruiz, experto en el manejo del cuchillo y el más rápido en deshuesar una ternera. Este jiennense de 27 años de edad, lleva desde los 16 años trabajando en la carnicería de su familia, Carnicería Manolo, que en los últimos meses también se ha convertido en una improvisada librería.
Junto a un kilo de ternera picada para macarrones, dos ristras de chorizos caseros y cuatro hamburguesas de pollo para los niños, una de las clientes habituales ha incluido en la compra de la semana un libro, Memento mori. Éste es el último trabajo de Benjamín Ruiz, quien, además de carnicero, se declara un apasionado del género del terror desde que tiene uso de razón y que se ha editado su propio libro. "Con Memento mori he visto cumplido un sueño, publicar alguno de mis relatos", reconoce emocionado.
Ruiz descubrió con 10 años que, si se divertía al leer, más aún lo hacía cuando escribía
Pero en esta novela, de cerca de 200 páginas, lo que más se echa en falta es la sangre, "especialmente, si quien lo escribe es un carnicero", bromea Pilar, una de sus primeras clientes en leer el libro. Y es verdad. La sangre sólo aparece en un par de páginas porque lo que más le gusta a Benjamín es el terror psicológico, "que es el que más miedo da", señala convencido.
Este carnicero jiennense, que reconoce en su afición por la lectura a su mejor maestra, descubrió con 10 años que, si se divertía al leer, más aún lo hacía cuando escribía. Sus relatos los cuenta por decenas y el libro que ha publicado es su primera novela. Los protagonistas son los clásicos de las historias de miedo: un caserón abandonado con espectros y presencias fantasmagóricas, un torreón que esconde terribles secretos y Christian Álvarez, el encargado de su mantenimiento, que poco a poco empezará a vivir una pesadilla, un oscuro pasado que su memoria se resiste a aceptar.
Benjamín reconoce que, aunque los ingredientes y el móvil de la historia son similares a los del resto de novelas del género, lo característico de su libro "es que engancha". "Una vez que lo empiezas no puedes abandonarlo", advierte a José, un cliente que no sale de su asombro al enterarse que a su carnicero no sólo se le da bien el cuchillo, sino la pluma con la que también da muerte a algunos de sus personajes.
Pero al margen de esta anécdota "algo macabra", admite Benjamín, Memento mori guarda una segunda lectura. Entre sus páginas, son numerosos los guiños que el autor realiza a los que considera sus maestros. Desde los clásicos del horror como Poe, Stoker o Lovecraff, hasta los más modernos como Stephen King o Clive Barker se esconden en episodios claustrofóbicos, posesiones diabólicas, vampiros y fenómenos paranormales que entran y salen del hilo argumental, con "una auténtica maestría y equilibrio narrativo", indica Julio Ángel Olivares, profesor de Literatura de la Universidad de Jaén y amigo de Benjamín.
No sólo la historia de la literatura de horror se refleja en la novela, también el cine está muy presente, hasta el punto que, en muchas páginas, más que leerse, parecen que se ven, explica Benjamín. En este sentido, reconoce la influencia del cine del gran maestro del terror psicológico, Hitchcock, por el que siente una profunda admiración.
Ahora, Benjamín Ruiz está trabajando en su próximo libro, una novela larga cuya protagonista es una "mujer fatal que hará enloquecer a más de uno", anticipa el carnicero-escritor, quien sueña con que algún día una editorial compre su manuscrito para que pueda ser leído por todo el mundo.
"Entonces, Memento mori se convertirá en ese primer libro maldito que todo escritor tiene y cuyos 540 ejemplares se encontrarán dispersos e imposibles de encontrar", cuenta ilusionado.
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